La REPÚBLICA DOMINICANA ha tomado una firme decisión de política exterior al anunciar que no invitará a los gobiernos de CUBA, NICARAGUA y VENEZUELA a participar en la X CUMBRE DE LAS AMÉRICAS, de la cual será anfitriona. La medida, que se alinea con la creciente preocupación regional e internacional sobre el deterioro democrático, establece una clara línea divisoria y reafirma el compromiso de la CUMBRE con los principios de la CARTA DEMOCRÁTICA INTERAMERICANA. Este veto protocolario es un mensaje contundente contra las prácticas autocráticas en el continente.
La decisión dominicana, según fuentes cercanas al MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES, se fundamenta en la falta de respeto a las libertades civiles, la ausencia de elecciones libres y justas, y las sistemáticas violaciones a los derechos humanos documentadas por organismos internacionales en los tres países mencionados. La CUMBRE DE LAS AMÉRICAS, concebida como un foro de diálogo y cooperación entre jefes de ESTADO del hemisferio, busca promover la gobernabilidad democrática, un requisito que las administraciones de LA HABANA, MANAGUA y CARACAS no cumplen.
Este tipo de exclusiones no es inédito; la participación de CUBA, en particular, ha sido un tema contencioso desde el inicio del foro en 1994. No obstante, la exclusión simultánea de VENEZUELA y NICARAGUA subraya un consenso emergente entre varias naciones americanas sobre la necesidad de aislar a los regímenes que han transitado hacia dictaduras. De acuerdo con el más reciente informe de la ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS (OEA), las tres naciones exhiben patrones de represión política y supresión de la prensa independiente.
La postura de REPÚBLICA DOMINICANA es crucial por su rol de país organizador, marcando la pauta de la agenda que se centrará en temas de migración, seguridad regional e inversión. Esta decisión podría generar fricciones con algunos gobiernos de la región que mantienen relaciones cordiales o posturas menos críticas hacia estos regímenes, pero a la vez solidifica la posición de aquellos países que abogan por una defensa intransigente de la democracia y el ESTADO de DERECHO.
Expertos en relaciones internacionales de la UNIVERSIDAD DE GEORGETOWN consideran que este movimiento es un acto de “diplomacia por principios”, buscando elevar el estándar de participación y evitar que la CUMBRE se convierta en un escenario de legitimación para líderes no democráticos. La exclusión reduce la posibilidad de que el evento se vea opacado por debates sobre la presencia de los delegados y permite un enfoque más concentrado en los desafíos continentales.
La no invitación a las tres dictaduras proyecta una señal clara sobre el futuro del sistema interamericano, reforzando la idea de que la solidaridad regional está intrínsecamente ligada al respeto a las instituciones democráticas. La X CUMBRE, por lo tanto, se perfila no solo como una plataforma de discusión, sino también como una declaración política firme en defensa de los valores democráticos esenciales para la estabilidad y el desarrollo de AMÉRICA LATINA.





