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EL EXTENUANTE CAMINO DE LA FE: DEVOTOS COMPLETARON LA PEREGRINACIÓN A LUJÁN EN UN ACTO DE PROFUNDA GRATITUD Y SACRIFICIO

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Miles de devotos completaron este fin de semana la Peregrinación Juvenil a Luján, marchando casi 60 kilómetros en un acto de fe y sacrificio que es tradición en la provincia de Buenos Aires. El recorrido, que exige horas de caminata ininterrumpida y un esfuerzo físico extenuante, se transformó en un crisol de historias personales de agradecimiento a la Virgen de Luján, patrona de Argentina, y un testimonio de profunda resiliencia.

La marcha, que se extiende desde Liniers hasta la Basílica de Luján, es un evento que trasciende lo meramente religioso para convertirse en un fenómeno social y cultural que convoca a todas las edades y clases sociales. El lema de este año resonó en las filas de peregrinos: “Con María caminamos, escuchamos y anunciamos la Esperanza”, un mensaje que muchos vincularon directamente con las dificultades económicas y sociales que atraviesa el país, buscando consuelo y fortaleza en la fe.

Las crónicas de la jornada estuvieron repletas de relatos de sacrificio personal: jóvenes que peregrinaron por la salud de sus familiares, ancianos que cumplieron promesas de años, y personas que marcharon para agradecer trabajos recuperados o haber superado enfermedades graves. La organización dispuso de miles de voluntarios, conocidos como “ángeles de la ruta”, para asistir a los caminantes con primeros auxilios, hidratación y soporte emocional, dada la severidad del desafío físico que implica la jornada.

Desde una perspectiva sociológica, la peregrinación es un reflejo de la estructura social de la fe en Argentina, demostrando la vigencia del fervor religioso popular como mecanismo de cohesión y expresión de esperanza colectiva. La fe se convierte en un capital social que permite a los devotos gestionar la incertidumbre y la adversidad, creando una red de apoyo mutuo a lo largo del extenuante camino.

El cierre de la peregrinación, con la llegada de los devotos a la Basílica y la misa central, es el punto culminante de la jornada, un momento de profunda emoción donde el cansancio físico da paso a la paz espiritual. En la homilía, el Arzobispo de Buenos Aires y Primado de Argentina, Monseñor García Cuerva, hizo alusión a la realidad social, aludiendo a la necesidad de la ética en la vida pública y aludiendo al “narcoestado”, un mensaje que resuena con la actualidad política.

La fe, canalizada en este extenuante camino, reafirma su rol como pilar para una gran parte de la población. Más allá de la política o la economía, la convocatoria de la Virgen de Luján continúa demostrando el poder de la creencia y el sacrificio como motores de la esperanza, ofreciendo un refugio y una promesa de renovación ante las dificultades de la vida cotidiana.

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