La actividad económica argentina cerró el mes de agosto reflejando una “economía de dos velocidades”, según el informe más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). La industria manufacturera registró una fuerte contracción del 4,4% interanual, marcada por caídas generalizadas en 15 de las 16 divisiones relevadas. En contraste, la construcción logró sostener un crecimiento, aunque moderado, del 0,4% en la comparación interanual, impulsada por insumos vinculados a la obra pública.
El retroceso industrial estuvo encabezado por sectores asociados a la inversión y el consumo duradero, como la producción de productos de metal (-18%), textiles (-18,1%), y vehículos automotores y autopartes (-6,2%). Este desplome sectorial, según economistas del think tank [Asumir centro de estudios: FIEL], es un claro indicador de la persistente debilidad de la demanda interna y la cautela de las empresas para invertir en maquinaria y equipo.
El Desempeño Dispar de los Sectores Clave
La única excepción al panorama recesivo fue la refinación del petróleo, coque y combustible nuclear, que creció un 4,9% interanual, explicado por el aumento en la producción de gasoil y asfaltos. Este repunte en la actividad energética, no obstante, no fue suficiente para compensar la caída generalizada en el resto del entramado productivo del país.
Por su parte, el sector de la construcción, aunque con una suba interanual de apenas 0,4%, acumuló un incremento del 8% en los primeros ocho meses de 2025 respecto al mismo período del año anterior. Este crecimiento se sostuvo principalmente por el fuerte consumo de insumos ligados a grandes obras de infraestructura, como el asfalto (+61%) y el hormigón elaborado (+22,5%), atenuando la caída en materiales tradicionales como los ladrillos huecos y el yeso.
Analistas de mercado coinciden en que la dinámica actual es resultado de la política macroeconómica que busca estabilizar las variables principales. Mientras la industria orientada al mercado interno sufre el ajuste fiscal y la pérdida de poder adquisitivo, la construcción recibe un impulso focalizado por el mantenimiento de ciertos proyectos de obra pública o privada a gran escala, reflejado en el consumo dispar de insumos.
La proyección para el cierre del año continúa siendo de incertidumbre para la industria manufacturera, atada a una eventual reactivación del consumo masivo y la capacidad de las empresas para exportar y compensar el menor dinamismo local. En tanto, la construcción deberá monitorear la continuidad de los proyectos de inversión y la disponibilidad de financiamiento, ya que el leve crecimiento interanual en agosto sugiere una moderación en el ritmo expansivo que había caracterizado el primer semestre.





