El proceso de liberación de los últimos 20 rehenes israelíes vivos en Gaza alcanzó su pico emocional con la confirmación del estado de los cautivos y sus primeros contactos con los familiares. La historia del argentino-israelí Eitan Horn, uno de los liberados en el acuerdo con Hamás, se convirtió en un símbolo de la alegría y el alivio que embarga a Israel, tras 738 días de secuestro. La conmovedora declaración de un familiar, expresando que el regreso “es todo lo que esperamos durante estos dos años”, encapsula el sentimiento de una nación que ha vivido en vilo.
Eitan Horn, secuestrado junto a su hermano Iair en el Kibutz Nir Oz durante el ataque terrorista del 7 de octubre de 2023, fue uno de los rostros visibles de la liberación de este lunes. Su hermano, Iair, había sido liberado en un intercambio anterior en febrero, dejando a Eitan como el último miembro de su familia inmediata en manos de Hamás. El momento crucial fue la videollamada de rigor antes de su entrega formal a la Cruz Roja, donde la familia pudo constatar que se encontraba en buen estado de salud.
El Vínculo Argentino-Israelí en el Conflicto
El caso de Eitan, junto al de los hermanos David y Ariel Cunio, también liberados en esta fase, subraya la profunda conexión entre el conflicto en Medio Oriente y la diáspora argentina, especialmente en el Kibutz Nir Oz. Según reportes, Eitan y su hermano se preparaban para una festividad religiosa aquel trágico 7 de octubre cuando fueron capturados. La alegría de la familia Horn se suma a la de la familia Cunio, que ve reunirse a sus hijos, aunque con la dolorosa conciencia de los rehenes que no sobrevivieron.
El protocolo de liberación, negociado con la mediación de Estados Unidos, ha sido diseñado para minimizar el impacto del trauma. Tras la entrega a la Cruz Roja en Gaza, los rehenes son recibidos por unidades especiales de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) y trasladados en helicóptero a hospitales designados, como el Sheba o el Ichilov, donde se realiza la primera evaluación integral. Este proceso busca garantizar que, además de la atención médica inmediata, se inicie el soporte psicológico necesario para abordar las secuelas de un cautiverio prolongado y en condiciones extremas.
La liberación de los rehenes vivos representa la culminación de un esfuerzo diplomático incesante, pero también la puesta en marcha de una compleja operación de intercambio. A cambio de los cautivos, Israel excarcelará a una gran cantidad de prisioneros palestinos, incluyendo a condenados a cadena perpetua. Este intercambio, si bien generador de debate interno en Israel, fue considerado un mal necesario para alcanzar el objetivo primordial de rescatar a los ciudadanos vivos.
El retorno de Eitan Horn y los demás rehenes inyecta esperanza y permite iniciar el proceso de sanación familiar y nacional, tal como lo expresa el emotivo testimonio. No obstante, la etapa más crítica del acuerdo comienza ahora. La estabilidad del cese al fuego, la entrada de ayuda humanitaria a Gaza y, dolorosamente, la entrega de los cuerpos de los rehenes fallecidos —entre ellos el argentino Lior Rudaeff— penderán sobre el futuro inmediato. El éxito del canje de rehenes debe sentar las bases para una negociación política más amplia que asegure la estabilidad de la región.
