La Cámara de Diputados ha marcado un giro estratégico en el tratamiento del Presupuesto 2026 al comenzar a delinear acuerdos con la llamada “oposición dialoguista”, mientras que el bloque de extracción kirchnerista se ha autoexcluido o marginado de las mesas de negociación sustantivas. Esta dinámica fragmentada subraya la nueva realidad parlamentaria post-electoral, donde el oficialismo, carente de mayoría propia, ha logrado forjar una alianza de facto para asegurar el avance de la ley de leyes, dejando al kirchnerismo en un rol de minoría testimonial.
El Presupuesto, que es la hoja de ruta económica del gobierno para el próximo año, se está discutiendo bajo un clima de pragmatismo entre el oficialismo y los bloques provinciales y moderados, incluyendo sectores del PRO y la UCR. Esta construcción de consensos ad hoc es vital, ya que permite al Poder Ejecutivo consolidar sus metas de equilibrio fiscal y obtener la herramienta legal necesaria para el manejo de la economía sin depender del sector más duro de la oposición.
El Nuevo Eje de Negociación: Federalismo y Estabilidad
El eje de la negociación se centra en dos puntos clave: la estabilidad macroeconómica y la distribución federal de recursos. La oposición dialoguista exige garantías de que el ajuste fiscal no impactará desmedidamente en las provincias, buscando un esquema de coparticipación más justo y la reactivación de partidas para obras públicas estratégicas. A cambio de estas concesiones acotadas, el oficialismo logra el respaldo necesario para aprobar la pauta general de gastos e ingresos.
La ausencia del kirchnerismo en la mesa de diálogo, o su rechazo frontal a las bases del proyecto, lo sitúa en una posición de aislamiento político. Su estrategia parece concentrarse en una crítica ideológica y pública al plan económico, en lugar de una incidencia real sobre el texto de la ley. Esta decisión reduce su capacidad de modificar el rumbo del Presupuesto y lo confina a un rol de denuncia, que puede ser efectivo políticamente, pero nulo en términos legislativos.
Según expertos en derecho parlamentario, la consolidación de un “bloque de gobernabilidad” compuesto por el oficialismo y la oposición moderada es un síntoma de madurez institucional, aunque frágil. Demuestra que existe un sector del arco político dispuesto a garantizar la gobernabilidad a cambio de incidir en las políticas de Estado, superando la histórica polarización y priorizando la previsibilidad económica.
La aprobación del Presupuesto 2026 bajo esta nueva dinámica será un triunfo político fundamental para el Gobierno, al validar su plan económico con amplio respaldo legislativo. El desenlace de este debate no solo determinará las cuentas del Estado, sino que definirá el nuevo mapa de alianzas permanentes y transitorias en el Congreso, dejando al kirchnerismo ante el desafío de redefinir su estrategia de oposición para recuperar influencia en las decisiones clave del país.





