El presidente argentino, Javier Milei, se apresuró a felicitar a Rodrigo Paz por su victoria en el ballotage presidencial de Bolivia, utilizando la ocasión para emitir una declaración de alto contenido ideológico. Milei celebró el triunfo de Paz como un hito que permitirá al país andino “ingresar al mundo libre”, reafirmando así su visión de un eje regional alineado con los principios liberales y de mercado, en clara oposición a los modelos de intervención estatal predominantes anteriormente.
La felicitación de Milei, que se produjo pocas horas después de la confirmación del resultado electoral, subraya la intención del Ejecutivo argentino de consolidar una red de alianzas estratégicas con gobiernos que compartan su visión económica y geopolítica. Para el Gobierno argentino, la elección de Paz no solo es un cambio de signo político en un país vecino, sino una victoria ideológica que refuerza el discurso de la necesidad de una desregulación y apertura económica continental.
La Narrativa del “Mundo Libre” y el Eje Sur
La frase “van a ingresar al mundo libre” es central en la narrativa de la diplomacia libertaria argentina. Implica una distinción taxativa entre los países que adhieren a las políticas de mercado, el respeto a la propiedad privada y la baja intervención estatal (el “mundo libre”), y aquellos que persisten en modelos proteccionistas o socialistas. Esta retórica busca legitimar la política exterior argentina y posicionarla como líder de un bloque ideológico en crecimiento en América Latina.
El triunfo de Rodrigo Paz es visto por el Ejecutivo argentino como una oportunidad geopolítica para restablecer lazos comerciales y energéticos con Bolivia, bajo un nuevo marco de entendimiento. La alineación ideológica facilitaría las negociaciones en áreas sensibles como el gas y el litio, buscando la complementación económica que fue dificultada durante períodos de mayor tensión política e ideológica entre ambos países.
Según analistas de relaciones internacionales, el apoyo explícito de Milei a Paz es una señal directa a otros líderes regionales que enfrentan procesos electorales o de transición, sugiriendo que la ola liberal en el continente tiene continuidad. Sin embargo, este enfoque ideologizado de la política exterior conlleva el riesgo de tensar las relaciones con los países que no comparten esa visión, lo que podría complejizar la búsqueda de acuerdos regionales multilaterales.
En el futuro inmediato, el Gobierno argentino buscará capitalizar esta afinidad para impulsar una agenda bilateral robusta con Bolivia, con foco en el comercio y la inversión. La celebración del presidente Milei no es solo un saludo protocolar, sino la confirmación de la estrategia de construir un “Eje Sur” de naciones pro-mercado que puedan contrarrestar las influencias de los bloques ideológicos opuestos y asegurar una mayor inserción global para ambos países.





