En la antesala de los comicios, las principales consultoras económicas y risk analysts del país han divulgado sus proyecciones, coincidiendo en que el resultado esperado es uno que, si bien puede confirmar las tendencias generales, dejará un escenario de alta complejidad legislativa. La conclusión unánime de los informes es que, independientemente del vencedor en la categoría de diputados y senadores, la gobernabilidad se consolidará como la variable económica más crítica para la semana posterior a la votación.
Las expectativas del mercado giran en torno a la composición final del Congreso y la capacidad del Gobierno para construir mayorías funcionales. Según un informe reciente de la consultora C&T Asesores, el mercado descontará un escenario donde ninguna fuerza obtenga quórum propio. Esto significa que la reacción de los activos financieros —dólar, bonos y acciones— no estará dada solo por el número de bancas obtenidas, sino por la velocidad con que el Ejecutivo logre sentar a la oposición dialoguista para negociar la agenda legislativa crítica.
La Reacción de los Mercados al Día Siguiente
Los analistas financieros proyectan que un resultado que implique una gran fragmentación o un crecimiento inesperado de los sectores más radicales podría generar una presión inicial sobre los activos de riesgo, particularmente el dólar libre, ante la preocupación por la dificultad de aprobar reformas estructurales, como el Presupuesto 2026. Por el contrario, un resultado que fortalezca a los bloques moderados o que dé al Gobierno una primera minoría robusta, sería interpretado como un signo de mayor estabilidad y predictibilidad.
El foco de la preocupación económica se traslada de la performance electoral al capital político. Las consultoras advierten que si el Gobierno no logra traducir su respaldo en capacidad de diálogo y acuerdo, el costo lo pagará la credibilidad del plan económico, poniendo en riesgo la continuidad de la baja de la prima de riesgo. La gobernabilidad, en este contexto, es vista como el activo más escaso y más valioso.
El sector privado, a través de sus think tanks, ha solicitado a las fuerzas políticas que, apenas cerradas las urnas, emitan señales claras de cooperación y responsabilidad institucional. La expectativa es que los líderes eviten discursos de ruptura y se concentren en facilitar el tratamiento de las leyes necesarias para sostener el equilibrio fiscal, considerado el ancla de la actual política económica.
En definitiva, la jornada electoral no marcará el fin de la tensión, sino un cambio en el campo de batalla. Para el lunes post-comicios, los inversores no solo mirarán los números fríos, sino las declaraciones de los líderes y las primeras reuniones políticas. La capacidad de Argentina para mantener una senda de estabilidad dependerá de si el resultado electoral permite forjar un camino de consenso o, por el contrario, si la nueva composición legislativa se convierte en un pantano ingobernable.
