La primera jornada del histórico juicio por jurados contra el Clan Sena por el femicidio de Cecilia Strzyzowski en Chaco expuso un cambio de paradigma en la figura de Emerenciano Sena. El hombre que por décadas ostentó un inmenso poder territorial y político, manejando estructuras sociales y aliándose con el poder provincial, mostró un gesto de evidente vulnerabilidad al intentar tapar su rostro ante las cámaras y el público al ingresar a la audiencia. Esta actitud esquiva contrasta radicalmente con su pasado de dirigente social influyente y marca la caída simbólica de su poder frente a la justicia penal.
El proceso judicial, que se inició este martes en Resistencia, tiene como primera etapa la crucial selección del jurado popular, a partir de un padrón de 180 preseleccionados. La expectativa en torno al debate es superlativa, dado que el caso conmocionó al país por la violencia del crimen y los vínculos de los principales acusados con la esfera política, especialmente con el exgobernador Jorge Capitanich. La fiscalía acusa a Sena (padre) y a Marcela Acuña como partícipes primarios del femicidio de Cecilia, orquestado y ejecutado por su hijo, César Sena.
El gesto de ocultar su identidad es interpretado como una muestra de la pérdida absoluta de su capital simbólico y político. En el pasado, Emerenciano Sena se jactaba de su liderazgo, e incluso llegó a emitir videos desde la prisión preventiva denunciando supuestas “torturas” y persecución política, intentando victimizarse y desviar el foco de las graves acusaciones. Sin embargo, en esta instancia definitiva, la fachada de poder se desmorona al enfrentar no solo a un tribunal técnico, sino directamente a doce ciudadanos que decidirán su destino penal.
Junto a él, su esposa Marcela Acuña y su hijo César Sena también estuvieron presentes en el inicio del proceso. Mientras que César, en audiencias preliminares, había mostrado actitudes desafiantes e incluso sonrientes, la tónica general de los principales imputados reflejó la seriedad de la instancia. Este cambio en la postura pública subraya la estrategia de la defensa, que, al verse acorralada por el caudal de pruebas circunstanciales presentadas por el Equipo Fiscal Especial (EFE), busca ahora proyectar una imagen menos confrontativa ante los futuros jurados.
La relevancia de la jornada no solo se centró en los imputados. Gloria Romero, madre de la víctima y querellante en la causa, llegó a Chaco bajo custodia de Gendarmería, reforzando la sensación de amenaza que aún persiste en torno al caso. La madre de Cecilia, quien será la primera testigo en el debate oral, ha dejado clara su postura: “Sin perpetua no hay Justicia”, al tiempo que solicitó formalmente no tener contacto visual con Emerenciano Sena y Marcela Acuña durante su declaración, marcando un límite emocional ante la brutalidad del crimen.
El juicio se extenderá durante 16 jornadas clave y será un hito en la justicia de Chaco. El proceso de selección de jurados, que se espera sea riguroso para garantizar la imparcialidad en un caso de tan alto perfil, dará paso a la exposición de la “montaña de pruebas” que sustentan la acusación de un crimen planificado y ejecutado sin cuerpo. El gesto de Emerenciano Sena, un reflejo del ocaso de su poder, anticipa un debate donde la verdad buscará imponerse sobre años de impunidad y vínculos políticos.
