El expresidente Mauricio Macri inyectó una dosis de incertidumbre en la coalición de centroderecha al anticipar que el PRO presentará un candidato propio en las elecciones presidenciales de 2027. La declaración, realizada horas antes de un encuentro clave con el presidente Javier Milei, se interpreta como un claro movimiento de ajedrez político que busca reafirmar la identidad y la autonomía del PRO frente a La Libertad Avanza (LLA), en medio de las negociaciones por el apoyo parlamentario y la integración de funcionarios en el Gobierno. Este anuncio no solo complica la proyectada alianza a largo plazo, sino que también marca una distancia estratégica en un momento de fuerte tensión interna dentro del bloque opositor.
La postura de Macri surge en un contexto donde el PRO ha cedido un importante caudal de apoyo legislativo y cuadros técnicos al Ejecutivo, con figuras clave ocupando puestos de relevancia. Si bien la base de la relación entre ambos líderes se construyó sobre un alineamiento ideológico y el respaldo a las reformas estructurales de Milei, el expresidente del PRO busca evitar la disolución de su espacio dentro del fenómeno libertario. Fuentes cercanas a la dirigencia de Juntos por el Cambio (JxC) señalan que la decisión es un intento de cohesionar al partido, que atraviesa un debate interno sobre el futuro de su identidad tras la derrota electoral.
El anuncio de una candidatura propia en 2027 se convierte en un mensaje directo tanto a las “palomas” como a los “halcones” dentro del PRO, sugiriendo que el partido debe mantener una estructura diferenciada y una voz propia. Expertos en análisis político ven en este movimiento un esfuerzo por capitalizar el descontento de parte del electorado de JxC que, si bien apoya las medidas económicas de Milei, recela de los métodos o el estilo del actual gobierno. La promesa de un candidato propio es una herramienta para retener la militancia y el establishment partidario que teme la absorción total por parte de LLA.
La reunión prevista con el Presidente Milei tiene ahora un condimento adicional. Aunque el temario formal incluye la coordinación de acciones legislativas y la consolidación de la alianza de gobernabilidad, la declaración de Macri pone la lupa sobre el costo político que el apoyo irrestricto al Gobierno implica para el PRO. El interrogante es si LLA, que ha crecido electoralmente a costa de la fragmentación de los partidos tradicionales, aceptará esta convivencia con fecha de vencimiento o si la reafirmación de la autonomía del PRO tensará aún más la relación.
Esta movida de Macri también afecta la dinámica interna de la oposición, especialmente al sector del radicalismo y la Coalición Cívica que, aunque debilitados, mantienen una línea de crítica constructiva o distanciamiento con el oficialismo. La definición temprana de un horizonte electoral para el PRO los obliga a redefinir sus propias estrategias y alianzas en un panorama político que se reconfigura constantemente. De esta manera, el expresidente busca posicionar al PRO no solo como un socio actual, sino como una alternativa futura capaz de suceder a Milei.
En definitiva, el desafío del PRO será doble: por un lado, mantener la unidad interna y el peso político dentro del esquema actual de poder sin ser fagocitado por el oficialismo; por el otro, construir una figura competitiva para dentro de dos años. El “candidato propio” es, por ahora, una ficha de negociación y una declaración de supervivencia política que confirma que el mapa electoral de 2027 ya comenzó a jugarse en la trastienda de la actual gestión.





