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ESTRATEGIA DE CRÉDITO Y REACTIVACIÓN: EL GOBIERNO REDOBLA LA APUESTA EN LA BAJA DE TASAS Y EL FINANCIAMIENTO EXTERNO PRIVADO

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El Gobierno Nacional ha lanzado una agresiva estrategia para inyectar dinamismo a la economía, focalizando sus esfuerzos en la reactivación del crédito a través de una sostenida baja en las tasas de interés y el estímulo al financiamiento externo para el sector privado. Este viraje de prioridades, que sucede tras la estabilización inicial del frente fiscal y monetario, busca trasladar las mejoras macroeconómicas al tejido productivo, facilitando el acceso a capital de trabajo y a la inversión de largo plazo. La clave reside en romper el círculo vicioso de la alta inflación y el crédito restrictivo, una barrera histórica para el crecimiento sostenido del país.

La herramienta principal es la intervención del Banco Central, que ha continuado con la reducción de la tasa de política monetaria en sintonía con la desaceleración inflacionaria. Esta política persigue normalizar los costos financieros, incentivando a los bancos a reorientar la liquidez hacia el crédito productivo en lugar de instrumentos de corto plazo del Tesoro o el BCRA. De acuerdo con informes del sector financiero, el objetivo es ubicar las tasas reales en un nivel que sea atractivo para el tomador de crédito pero que mantenga un ancla antiinflacionaria.

Complementando la política monetaria, el Ministerio de Economía está promoviendo activamente la llegada de financiamiento directo para empresas desde el exterior. Esta medida apunta a mitigar la escasez de crédito doméstico, especialmente en dólares, facilitando la importación de maquinaria y tecnología. La drástica caída del riesgo país, que ha perforado umbrales psicológicos importantes, allana el camino para que las grandes y medianas empresas argentinas retomen el acceso a líneas de crédito internacionales con costos sensiblemente inferiores.

La estrategia contempla también una señal política explícita al sector corporativo, garantizando la previsibilidad normativa y el respeto a los contratos, pilares fundamentales para que las empresas se animen a tomar deuda e invertir. Expertos de la consultora Quantum destacan que la confianza en la continuidad del programa económico es un factor tanto o más relevante que la propia tasa de interés en las decisiones de inversión a largo plazo.

Sin embargo, persisten desafíos estructurales. La baja de tasas debe lograr un impacto real en la calle, sorteando la histórica cautela del sistema bancario y el temor a que la inflación se recaliente. Además, la expansión del crédito para el consumo debe ser gradual para evitar presiones excesivas sobre la demanda interna que pongan en jaque la meta de desinflación, tal como advierten analistas de la Fundación Mediterránea.

La expectativa del Gobierno es que esta combinación de tasas más bajas, crédito externo facilitado y señales de estabilidad macroeconómica, actúe como el combustible necesario para la segunda etapa de su gestión: la reactivación económica y el inicio de una fase de crecimiento sustentable que impulse la generación de empleo genuino. El éxito de esta política determinará la velocidad y la profundidad de la recuperación.

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