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CAPUTO DEFIENDE EL ESQUEMA DE BANDAS CAMBIARIAS Y ALERTA SOBRE EL RIESGO POLÍTICO DE UNA FLOTACIÓN LIBRE

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El debate sobre la estrategia cambiaria argentina se intensificó en la conferencia anual de FIEL, donde el ministro de Economía, Luis Caputo, defendió con firmeza el actual régimen de bandas cambiarias. El funcionario arrojó una advertencia de alto calibre al asegurar que el país no puede permitirse un esquema de libre flotación del dólar mientras “la alternancia política sigue siendo el comunismo”. Esta declaración, que vincula explícitamente la política monetaria con el riesgo político estructural, marcó el tono de su exposición ante empresarios y economistas.

Caputo fue categórico al describir la libre flotación como un “lujo” que Argentina no está en condiciones de asumir en el escenario actual. En su visión, el esquema de bandas no solo está bien calibrado, sino que además ha demostrado ser funcional a la competitividad del sector externo, tal como lo evidencia el “récord de volumen de exportaciones en prácticamente todo”, desde la economía del conocimiento hasta los bienes tradicionales. Según el ministro, la exigencia de abandonar el esquema actual es precipitada, considerando que se trata de un mecanismo utilizado por economías de la región como Brasil, Chile y Colombia.

Sin embargo, la postura oficial fue contrastada en el mismo foro por el exministro Domingo Cavallo, quien cuestionó la sostenibilidad del régimen de bandas. Cavallo advirtió sobre el bajo, o incluso negativo, nivel de reservas internacionales netas del Banco Central (BCRA), poniendo en duda la capacidad real de la autoridad monetaria para intervenir y asegurar el techo de la banda cambiaria, generando expectativas de devaluación futura en el mercado.

Frente a estas críticas, el titular del Palacio de Hacienda insistió en que el Gobierno ya cuenta con “reservas netas positivas” y que el objetivo de acumulación de divisas es precisamente fortalecer la posición del BCRA. Caputo argumentó que la situación había mejorado significativamente tras las recientes elecciones y los acuerdos con Estados Unidos, y aseguró que el programa no está sujeto a presiones de corto plazo para cubrir vencimientos inminentes, buscando despejar las dudas sobre la solvencia inmediata de la entidad.

Mirando hacia el mediano plazo, Caputo esbozó una visión estructuralmente optimista sobre el futuro ingreso de divisas. El ministro anticipó que, en pocos años (alrededor de 2031), el saldo de la balanza energética y minera del país superará en más del doble al saldo tradicionalmente dominante del sector agropecuario. Esta proyección subraya la estrategia de diversificación de fuentes de dólares que sostiene el programa económico del gobierno y la apuesta a las inversiones en sectores con potencial de crecimiento a largo plazo.

En esencia, la defensa del esquema cambiario por parte del ministro de Economía trasciende el mero análisis técnico. Al enmarcar la flotación administrada como una herramienta de contención ante un riesgo político extremo (“el comunismo”), Caputo sugiere que la estabilidad monetaria actual depende intrínsecamente de mantener controles para evitar que las expectativas se desanclen en contextos de fragilidad institucional, consolidando la idea de que la gestión económica opera bajo una restricción política de alto impacto.

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