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CONTINUIDAD EN SEGURIDAD Y GIRO HISTÓRICO EN DEFENSA: ASUMEN MONTEOLIVA Y PRESTI

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El Gobierno Nacional anunció una serie de designaciones en su Gabinete que implican un recambio en dos carteras clave: el Ministerio de Seguridad y el Ministerio de Defensa. Alejandra Monteoliva sucederá a Patricia Bullrich en Seguridad, mientras que el Teniente General Carlos Presti asumirá el mando de Defensa, en lo que constituye un hito significativo y un cambio de paradigma en la política militar argentina, al ser el primer militar en actividad en asumir ese cargo desde el retorno de la democracia en 1983.

La designación de Alejandra Monteoliva, quien se desempeñaba hasta ahora como Secretaria de Seguridad Nacional, garantiza una línea de continuidad en la gestión y la política que ha sido bautizada como la “Doctrina Bullrich”. Monteoliva es reconocida por su perfil técnico y su experiencia previa como Ministra de Seguridad en la provincia de Córdoba y como consultora internacional, destacándose su participación en el diseño de estrategias de seguridad en países como El Salvador, a menudo vinculadas al denominado “Modelo Bukele”. Este nombramiento es interpretado por la Oficina del Presidente como un respaldo explícito a la lucha frontal contra el narcoterrorismo y el crimen organizado.

El nombramiento del Teniente General Carlos Presti en Defensa, actual Jefe del Estado Mayor General del Ejército, es el que genera el mayor impacto y debate político. Al convertirse en el primer uniformado en ocupar esta cartera civil en más de cuatro décadas, la decisión presidencial rompe con una tradición establecida que buscaba mantener la conducción política de las Fuerzas Armadas. Este giro se enmarca en la visión del Gobierno de revitalizar el rol de las Fuerzas Armadas en apoyo a la seguridad interior, particularmente en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

Analistas de Defensa señalan que la llegada de Presti podría significar una revisión profunda de las Leyes de Defensa Nacional y de Seguridad Interior, normativas que establecen límites claros para la actuación de los militares en escenarios internos. Su perfil como militar de carrera condecorado y con experiencia en misiones de paz de la ONU, como en Haití, le otorga un capital simbólico dentro de la Fuerza, pero su designación ya ha provocado un intenso debate en el ámbito político y de derechos humanos debido a la controversia que rodea a su padre, un ex militar imputado por delitos de lesa humanidad.

La hoja de ruta para los nuevos ministros se presenta cargada de desafíos inmediatos. Monteoliva deberá mantener y profundizar las políticas de seguridad en zonas complejas como Rosario, enfrentando el desafío de la coordinación federal con las policías provinciales. Por su parte, Presti tendrá como misión modernizar las capacidades operativas de las Fuerzas Armadas en un contexto de restricciones presupuestarias y, simultáneamente, gestionar la sensibilidad política inherente a su cargo y su procedencia, garantizando la subordinación del estamento militar al poder civil.

En definitiva, este doble recambio ministerial se interpreta como una señal de la consolidación de dos ejes centrales de la actual administración: la mano dura en seguridad bajo una figura de probada lealtad a la ex ministra Bullrich, y una audaz reafirmación del rol de las Fuerzas Armadas en el esquema de seguridad nacional. La era post-Bullrich y post-Petri se inicia con una clara apuesta por la continuidad en la estrategia de orden, pero con una histórica movida en Defensa que promete ser uno de los puntos más álgidos en la agenda política y social de los próximos meses.

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