La emblemática fábrica de ollas y sartenes Essen, considerada un símbolo de la industria metalúrgica de la provincia de Santa Fe, ha anunciado el despido de más de 30 trabajadores de su planta en Venado Tuerto. La medida, que impacta aproximadamente al 10% de la plantilla, se produce en un escenario de profunda retracción del consumo interno y una creciente apertura a la importación de productos terminados, una combinación de factores que ha puesto en jaque la sostenibilidad de los procesos de producción nacional.
La compañía, reconocida por su sistema de comercialización directa y la alta calidad de sus productos, argumentó que la decisión de reducción de personal es una respuesta necesaria a la marcada caída de la demanda en el mercado doméstico en los últimos meses. Sin embargo, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Venado Tuerto, gremio que representa a los trabajadores, ha señalado una preocupación adicional: la decisión estratégica de la empresa de reemplazar cerca del 45% de su producción local con componentes o productos semiterminados importados, principalmente desde China.
LA RELACIÓN INVERSA ENTRE PRODUCCIÓN E IMPORTACIÓN
Para el sindicato metalúrgico, representado por el secretario general de la seccional, Diego Olave, la coyuntura económica actual está incentivando a las empresas a modificar su modelo de negocio, priorizando la importación por sobre la producción local. El gremio sostiene que la combinación de un tipo de cambio que facilita el ingreso de productos extranjeros y el colapso del consumo interno hace que sea “más barato importar que producir acá”, un fenómeno que amenaza la base fabril del sur santafesino.
Este cambio en el mix productivo y comercial de Essen no es un caso aislado, sino que se inscribe en una crisis más amplia que golpea al sector metalúrgico argentino. Informes recientes indican una fuerte caída en la actividad industrial y una utilización de la capacidad instalada en niveles históricamente bajos, comparables a los registrados durante el periodo de pandemia. La industria enfrenta la difícil tarea de competir con productos importados a bajo costo que saturan el mercado en un contexto de poder adquisitivo debilitado.
El ajuste de Essen ha afectado tanto a personal de planta permanente como a trabajadores con contratos eventuales a quienes no se les renovó el vínculo, generando una fuerte incertidumbre en la comunidad de Venado Tuerto, un polo metalúrgico clave. El gremio ha advertido que otras empresas de la región, como la autopartista Corven, también estarían analizando medidas de ajuste similares, anticipando un posible efecto dominó que podría intensificar la pérdida de puestos de trabajo calificados en el cordón industrial.
La situación de Essen se convierte así en un claro indicador de la tensión económica que atraviesa la Argentina, donde la apertura comercial, si bien puede ofrecer alternativas de precio al consumidor, plantea un dilema existencial para la industria manufacturera nacional. La disyuntiva entre sostener el empleo y la cadena de valor local o recurrir a la importación para mantener la rentabilidad, en un contexto de caída de ventas, requiere de una política industrial macroeconómica que aún no logra amortiguar estos impactos sectoriales.
