El mercado asegurador y automotriz argentino enfrenta un fenómeno creciente y preocupante: el aumento exponencial de vehículos que, tras un siniestro, son declarados con “Destrucción Total” (DT) por las compañías de seguros. Esta decisión, que implica la liquidación total de la póliza al asegurado en lugar de la reparación del rodado, no se debe principalmente a una mayor gravedad de los accidentes, sino a la escalada incontrolable de los costos de repuestos y autopartes, exacerbada por la dificultad para acceder a los componentes necesarios.
La clave de este incremento reside en el umbral que define la destrucción total, establecido contractualmente por las aseguradoras. Generalmente, un vehículo es considerado DT cuando el costo de su reparación supera el 65% o 70% de su valor de mercado (el valor de reposición asegurado). Con el constante aumento en el precio de los repuestos, incluso daños considerados menores en el pasado, como golpes en carrocería que requieren el reemplazo de faros, airbags o paneles, ahora superan rápidamente este umbral.
💰 LA INCIDENCIA DEL COSTO DE REPUESTOS Y LAS BARRERAS IMPORTADORAS
La dinámica de precios en el sector de autopartes se ve afectada por una combinación de factores macroeconómicos. El principal impulsor es la fuerte devaluación del peso frente a divisas como el dólar, ya que la gran mayoría de los componentes, incluso para vehículos de producción nacional, tienen un alto porcentaje importado o se rigen por valores internacionales.
A esto se suma la restricción en el acceso a divisas y las barreras impuestas a las importaciones, que generan demoras críticas en la cadena de suministro. La escasez de componentes obliga a los talleres a recurrir a canales de venta minorista o a pagar precios premium por el ingreso de las piezas, inflando artificialmente el presupuesto de reparación. Como resultado, un faro o un sensor que en otro contexto mantendría la reparación por debajo del umbral de DT, ahora lo supera con holgura.
⏱️ EL RIESGO DE LA INFLACIÓN EN LOS PRESUPUESTOS DE REPARACIÓN
Un factor agravante es el tiempo que toma el proceso de reparación. Los presupuestos iniciales, elaborados en talleres, quedan obsoletos rápidamente debido a la alta inflación. Si el proceso de autorización y provisión de repuestos se extiende, el costo final de las piezas puede subir significativamente antes de que el trabajo se complete, empujando la reparación por encima del umbral de DT, incluso cuando inicialmente se había aprobado.
Desde la perspectiva de las compañías de seguros, la decisión de declarar la destrucción total se convierte en una medida de contención de costos y eficiencia operativa. Liquidar la póliza es a menudo más predecible y rápido que enfrentar meses de reparaciones con repuestos caros y variables, minimizando el riesgo de que el costo final supere aún más el valor asegurado del vehículo.
🛡️ IMPLICANCIAS PARA EL ASEGURADO Y EL MERCADO
Para el consumidor, esta tendencia tiene consecuencias directas y negativas. Un número creciente de siniestros, que antes resultaban en la reparación del vehículo, ahora terminan con la pérdida del bien. Si bien el asegurado recibe el valor de reposición, la dificultad de adquirir un vehículo similar con el monto de la indemnización, en un mercado de usados con precios distorsionados por la inflación, suele generar un perjuicio económico.
En perspectiva, la escalada de declaraciones de Destrucción Total obliga a las aseguradoras a recalcular las primas, lo que se traduce en pólizas más caras para todos los usuarios. Además, incrementa la presión sobre el mercado de autopartes y de vehículos usados, ya que más unidades son retiradas de circulación. El sector reclama una flexibilización de las importaciones para el rubro de autopartes y una estabilización económica que frene la inflación de costos, elementos esenciales para garantizar la previsibilidad y la sostenibilidad de las reparaciones vehiculares.
