Sudamérica rompió varios récords en 2024: Chile tuvo el incendio forestal más mortal del mundo en al menos un siglo; en Bolivia, las llamas devoraron proporciones del país nunca antes vistas, y en Venezuela y Brasil hubo sequías más prolongadas que lo usual.
Ese mismo año se quemaron más de 79 millones de hectáreas (790.000 km²) en la región, el mayor daño en al menos una década, lo que dejó cientos de muertos y miles de viviendas afectadas.
Temporadas secas más largas, incendios descontrolados y nubes de humo visibles desde el espacio son fenómenos cada vez más comunes en gran parte de Sudamérica, advierten los expertos.
Lo más sorprendente del año pasado fue que algunos incendios forestales se propagaron a distancias sin precedentes, llegando incluso a centros urbanos.
La investigación se enfocó en tres áreas que han sido particularmente afectadas por el calor y la disminución de lluvias: las regiones del norte del Amazonas en Brasil, Maracaibo en Venezuela y el noreste del Gran Chaco, la zona de bosque tropical seco más grande del mundo, que cubre partes de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay.
El estudio considera “calurosos” los días en que la temperatura máxima supera ciertos niveles, que varían según la ubicación geográfica y la época del año.
En décadas pasadas, estos umbrales se superaban típicamente durante 36 días al año, pero en años recientes se han registrado hasta 100 días calurosos adicionales al año en algunas regiones.
Los autores del estudio consideran “secos” aquellos días en los que las lluvias están por debajo del promedio habitual, lo cual varía según la ubicación geográfica y la época del año.
Por ejemplo, enero se considera “seco” en Buenos Aires (Argentina) si las lluvias no superan los 120 milímetros, mientras que en ciudades como Bogotá (Colombia) agosto se considera “seco” si las precipitaciones no alcanzan los 50 mm.
Hace 50 años, en la región había unos 180 días secos al año, pero ahora en algunas zonas se registran cerca de 240 días secos.
Actualmente hay unos 60 días secos más al año en comparación con hace 50 años.
En el período de 1971 a 2000, estas condiciones de alto riesgo estuvieron presentes menos de 40 días al año, en términos generales. Mientras que en la última década se registraron hasta 120 días por año en el norte de la región amazónica y Maracaibo.
Además, aunque la región en general se ha vuelto más seca y calurosa, hay lugares en donde se han registrado lluvias más intensas.
Esto se debe a que, en época de precipitaciones, el aumento de la temperatura hace que el aire se cargue con más humedad y se produzcan lluvias más copiosas, que aumentan el riesgo de inundaciones.
¿A qué se debe esta tendencia?
A nivel mundial, 2024 fue el año más cálido desde que se tienen registros.
Además, científicos de la NASA estimaron que durante más de la mitad del año las temperaturas promedio superaron en 1,5 °C el nivel de la última mitad del siglo XIX (1850-1900).
En paralelo, a principios de 2024 El Niño, un fenómeno climático natural asociado al calentamiento de la superficie oceánica en las zonas central y oriental del Pacífico tropical, exacerbó las sequías y las altas temperaturas en algunas partes de Sudamérica.
Por ejemplo, cuando hay ciclones tropicales o huracanes, hay mayor probabilidad de que se conviertan en categoría 3 o más.
En el caso de Sudamérica, el calentamiento global contribuye a prolongar los periodos de sequía, lo que marchita la vegetación y vuelve el terreno más árido.
Cada año, los satélites registran cientos de miles de incendios en el continente, a veces por causas naturales o accidentales.
Sin embargo, en muchos casos son incendios intencionales (legales o ilegales). Por ejemplo, en algunos países es común quemar bosques para crear zonas de agricultura y/o ganadería.
Independientemente de la causa, el gran problema no es la ignición en sí, sino las condiciones secas que hacen que el fuego se salga rápidamente de control.
¿Hay soluciones?
Después de los incendios que sufrió Los Ángeles este año, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) hizo un llamado para que los países se enfoquen en la reducción de riesgos y la preparación antes de que los incendios sucedan.
En el caso de la prevención de incendios forestales intencionales, el organismo recomienta una combinación de educación comunitaria, programas eficaces que integren avances científicos y tecnológicos con conocimientos tradicionales, y regulación y prácticas ambientales sostenibles.
Por el momento no hay una solución rápida ni sencilla o una receta única que pueda evitar los incendios en todas las circunstancias, advierten los expertos.