La noticia del fallecimiento del Papa Francisco, ocurrida este lunes por la mañana, ha conmocionado al mundo. El Vaticano confirmó su deceso, que llegó pocos días después de su última aparición pública, en la que celebró la misa de Pascua desde el balcón de la Basílica de San Pedro, una tradición que, en esta ocasión, se vio marcada por su frágil estado de salud.
Cuatro días antes de su muerte, en una entrevista con Infobae, el Papa habló con serenidad sobre su visión de la muerte. Expresó que no le temía, que la aceptaba como un paso inevitable, y afirmó que su único deseo era “verla venir”. Recordó que había tenido momentos de preocupación por su salud, como cuando se sometió a una cirugía riesgosa, pero dijo haberle pedido a Dios no ser sorprendido “inconsciente”.
El Papa, de 88 años, había estado luchando con varios problemas de salud en los últimos años, que incluyeron una operación de intestinos en 2021 y problemas de movilidad por su rodilla, lo que lo llevó a usar silla de ruedas. A pesar de estas dificultades, Francisco continuó con su labor pastoral, mostrando una fortaleza espiritual admirable. En sus últimas declaraciones, habló con esperanza sobre la muerte, sugiriendo que más allá de ella habría “una luz muy grande, una felicidad muy grande”, al encontrarse con Dios.
Durante su última aparición pública, Francisco, ya debilitado, dirigió la tradicional bendición “Urbi et Orbi” desde su silla de ruedas. En su mensaje, hizo un llamamiento a la libertad de pensamiento y a la tolerancia, mientras abogaba por la paz, el respeto por los derechos humanos y la ayuda a los más necesitados, además de pedir el fin de los conflictos en Medio Oriente.
A pesar de su delicado estado, la aparición fue recibida con una gran ovación por los miles de fieles que se congregaron en la Plaza de San Pedro, destacando la fortaleza espiritual del Papa en sus últimos momentos.
Francisco enfrentó varios desafíos de salud en los últimos años, incluyendo intensos dolores y una neumonía bilateral que lo debilitó aún más. Sin embargo, su determinación de seguir al frente de la Iglesia Católica fue una constante en su vida.
El protocolo del Vaticano ante su fallecimiento seguirá un conjunto de ceremonias y tradiciones bien establecidas, lo que marcará el fin de una era en la Iglesia y un período de luto para millones de personas en todo el mundo.
Su fallecimiento es un momento histórico, no solo para la Iglesia Católica, sino también para el mundo, dado el impacto global de su pontificado.