A partir del 1 de junio, una nueva norma del Ayuntamiento de Río de Janeiro prohibirá la música en vivo, las ventas sin permiso y cualquier actividad comercial no regulada en la franja costera, afectando lugares emblemáticos como Copacabana e Ipanema. La medida busca preservar el orden urbano, la seguridad y el medioambiente, pero para muchos representa un golpe al corazón cultural y económico de la ciudad.
Los quioscos deberán eliminar sus nombres tradicionales y usar solo números, lo que preocupa a trabajadores y clientes por la pérdida de identidad. La actividad informal en las playas mueve unos 4 mil millones de reales al año, y miles de personas dependen de estas ventas para subsistir.
El Instituto Brasileño de Ciudadanía presentó una demanda para frenar la norma, pero fue rechazada, y la Asamblea Municipal debate un proyecto que podría modificarla. La medida ha generado controversia entre vecinos, vendedores y turistas, con opiniones divididas entre quienes la apoyan para controlar el desorden y quienes temen que destruya la esencia cultural de Río.