La misión de bombardeo de Estados Unidos que atacó tres instalaciones nucleares en Irán durante el fin de semana representó una de las operaciones aéreas más extensas y exigentes de la historia militar reciente, con pilotos de bombarderos B-2 enfrentando los límites de la resistencia humana en una travesía de 37 horas.
Siete bombarderos furtivos, cada uno con dos tripulantes, partieron sin escalas desde la Base Aérea Whiteman en Misuri, cruzaron medio mundo y regresaron, en lo que se considera uno de los ataques aéreos de mayor duración en la era moderna. Según CNN, la magnitud logística y humana de la operación requirió la coordinación de más de 125 aeronaves, incluyendo cazas, aviones de reconocimiento y de reabastecimiento en vuelo, además de un despliegue de otros bombarderos B-2 que volaron en dirección opuesta como maniobra de distracción.