A pesar de las sugerencias previas del presidente francés, Emmanuel Macron, y las advertencias del Kremlin sobre los riesgos asociados con tal acción, que podrían llevar a un enfrentamiento directo con las fuerzas rusas.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, junto con otros miembros de la alianza, enfatizó que si bien están proporcionando un apoyo significativo a Ucrania, no tienen planes de desplegar tropas de combate en el país. Esta postura fue respaldada por países como Alemania, Reino Unido, España y Suecia, que recientemente avanzó en su proceso para unirse a la alianza.
Por otro lado, Rusia ha advertido a Occidente sobre las implicaciones negativas de enviar tropas a Ucrania, señalando el riesgo de una confrontación directa entre la OTAN y Rusia. Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, instó a los países occidentales a ser conscientes de las posibles consecuencias de sus acciones.
Estas declaraciones surgieron después de que Macron anunciara la formación de una coalición para suministrar armamento avanzado a Ucrania, aunque no se descartó completamente la posibilidad de enviar tropas occidentales para contener la expansión rusa. Macron subrayó la determinación de garantizar que Rusia no prevalezca en el conflicto, destacando la importancia de la seguridad y estabilidad en Europa.
En respuesta al retroceso de Ucrania después de una contraofensiva fallida contra las fuerzas rusas, el ejército ruso ha avanzado en territorio ucraniano, capturando ciudades como Avdiivka. Serguéi Shoigú, ministro de Defensa de Rusia, informó sobre el progreso militar ruso y destacó las bajas sufridas por el ejército ucraniano, mientras que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, lamentó las pérdidas humanas en el conflicto, que se estima en miles de soldados ucranianos muertos.