La gestión de Javier Milei atraviesa un momento crítico con la discusión del Presupuesto 2025 en el Congreso, un proceso que pone en juego las relaciones políticas del mandatario con sectores clave como el PRO, liderado por Mauricio Macri, y el kirchnerismo. La falta de acuerdos previos ha generado tensiones sobre la convocatoria a sesiones extraordinarias, los proyectos de Ficha Limpia, el DNU sobre la deuda y los pliegos pendientes para la Corte Suprema.
El debate del Presupuesto refleja una dura negociación con los gobernadores. A pesar de reuniones con líderes de Juntos por el Cambio y del peronismo dialoguista, Milei se ha mostrado inflexible en atender demandas provinciales, como el aumento de la coparticipación y el financiamiento de obras públicas. Estas resistencias han generado malestar en aliados clave, mientras que la falta de consenso podría llevar al Ejecutivo a gobernar nuevamente sin un presupuesto aprobado, usando partidas discrecionales y prolongando el marco fiscal de 2023
Desde el oficialismo, la negativa a ceder responde a la prioridad de sostener el ajuste fiscal y cumplir con los lineamientos del FMI. Sin embargo, este enfoque ha complicado el apoyo parlamentario necesario para la aprobación del presupuesto. Los gobernadores de la oposición consideran que sus distritos se ven afectados desproporcionadamente, ya que los recursos financieros se concentran en provincias afines al oficialismo. En este contexto, los líderes provinciales del PRO y la UCR buscan renegociar condiciones en medio de un año electoral que amenaza con profundizar divisiones【8】【9】.
Las tratativas también involucran a sectores kirchneristas, que han condicionado su apoyo a reformas puntuales, como las vinculadas al sistema judicial y a una distribución más equitativa de los fondos. Por otro lado, los proyectos de Ficha Limpia y el DNU de la deuda agregan presión al Ejecutivo, ya que ambos son vistas como herramientas que podrían erosionar la base de gobernabilidad en el Congreso
En paralelo, la relación entre Milei y Macri enfrenta desafíos. Aunque el PRO ha respaldado algunas iniciativas del Ejecutivo, la falta de consenso sobre puntos clave del presupuesto y otras medidas legislativas refleja una tensión creciente. La capacidad del oficialismo para mantener estos apoyos será crucial no solo para la aprobación de este presupuesto, sino también para definir las alianzas de cara al futuro político inmediato
Sin un acuerdo consolidado, el Gobierno podría optar por postergar la convocatoria a sesiones extraordinarias, un movimiento que dejaría al Congreso sin margen de acción hasta marzo de 2025. Esta estrategia, aunque viable en términos técnicos, podría aumentar la presión política y social, especialmente si el Gobierno enfrenta un segundo año sin un presupuesto sancionado