Karina Milei, hermana del presidente, tuvo un control estricto sobre la transmisión oficial del discurso de apertura de sesiones ordinarias en el Congreso, lo que generó malestar, especialmente en el entorno de la vicepresidenta Victoria Villarruel. La transmisión, que fue gestionada por Casa Rosada, mostró exclusivamente a Javier Milei en su atril, dejando a Villarruel y al presidente de la Cámara Baja, Martín Menem, apenas como figuras de fondo sin mostrar sus rostros. Esto fue percibido como un intento de reducir la presencia de Villarruel a un simple «accesorio decorativo».
La transmisión y el manejo del evento también generaron quejas entre los periodistas, debido a las restricciones impuestas para cubrir la ceremonia. Se limitó el acceso a los palcos, los cuales fueron ocupados por seguidores de Milei en lugar de periodistas, lo que provocó críticas de diferentes bloques políticos. Además, circulaba el rumor de que Karina Milei había intentado evitar que los reporteros gráficos tomaran fotos que pudieran resaltar aspectos físicos del presidente que no le resultaban cómodos.