La Corte Suprema de Justicia rechazó la solicitud de licencia extraordinaria presentada por Ariel Lijo, lo que lo obliga a renunciar a su puesto como juez federal si desea asumir en el máximo tribunal. A pesar de esta decisión, Lijo no tiene la intención de dimitir de inmediato y esperará la aprobación de su pliego en el Senado antes de dar ese paso.
Lo más notable de la resolución de la Corte es que Manuel García Mansilla, quien asumió recientemente como cortesano, votó en contra de los intereses del gobierno de Javier Milei, cumpliendo con lo que se conoció como el Pacto de Talcahuano, una maniobra que LPO había anticipado.
García Mansilla, fiel a su postura académica, desmarca al gobierno
Este medio había revelado que en los tribunales circulaba la especulación de que la rápida asunción de García Mansilla podría ser una jugada de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz para aislar a Ricardo Lorenzetti y preservar la mayoría dentro de la Corte. Sin embargo, la duda era si García Mansilla, quien asumió su cargo apenas una semana atrás, se atrevería a votar en contra del gobierno de Milei.
El escenario que parecía más probable era que el nuevo integrante de la Corte se excusara de votar en el caso Lijo, pero contra todo pronóstico, García Mansilla se desmarcó rápidamente de los intereses de la Casa Rosada y cumplió con su compromiso dentro del Pacto de Talcahuano.
El impacto de la votación en los actores políticos clave
El voto en contra de Lijo por parte de García Mansilla es un duro revés para Santiago Caputo, principal impulsor de la llegada del juez a la Corte, quien había hecho esfuerzos para mostrar su influencia, enviando a su hombre de confianza, Sebastián Amerio, a la asunción de Mansilla. Sin embargo, la realidad política rápidamente desinfló sus expectativas. Los últimos tropiezos de Caputo se han convertido en objeto de burla en las redes sociales, donde ha sido apodado «El Gago del Kremlin», en referencia al errático entrenador de Boca Juniors.
También se suma a la derrota Ricardo Lorenzetti, quien nuevamente votó en solitario, tal como lo viene haciendo desde hace tiempo. Lorenzetti había sido uno de los principales promotores de la llegada de Lijo a la Corte y había logrado convencer a los operadores del gobierno de que podría formar una nueva mayoría junto a García Mansilla.
Por su parte, Rosatti parece haberse movido más rápido que su colega Lorenzetti, aprovechando la falta de un padrinazgo político claro para García Mansilla. Como se había anticipado, el nuevo cortesano también se mostró dispuesto a colaborar con Rosatti y Rosenkrantz, posicionándose rápidamente dentro de la dinámica interna de la Corte.
Lijo espera el visto bueno del Senado
Según lo que ha trascendido, Lijo no tiene la intención de renunciar a su cargo como juez federal por el momento y esperará que el Senado apruebe su pliego para poder asumir oficialmente en la Corte Suprema. La situación se mantiene en un punto de espera, con un escenario incierto para el futuro de Lijo en el máximo tribunal.