En los últimos meses, el sistema bancario argentino ha experimentado una disminución significativa en los depósitos en dólares del sector privado. Desde la finalización de la primera etapa del régimen de blanqueo de capitales el 8 de noviembre de 2024, se han retirado aproximadamente USD 4.780 millones, lo que ha reducido el stock de depósitos en dólares de USD 34.235 millones a USD 29.455 millones para abril de 2025.
Este fenómeno estuvo inicialmente marcado por el ingreso de fondos como parte del blanqueo, que impulsó los depósitos en dólares hasta su máximo en enero de 2024, con un incremento de USD 18.452 millones. Sin embargo, la tendencia de retiro sostenido durante los últimos cinco meses ha devuelto casi el 26% de ese aumento.
Según la consultora LCG, esta reducción de depósitos se enmarca dentro de un contexto de alta incertidumbre debido a las expectativas cambiarias y la posibilidad de cambios en la política cambiaria con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La firma explica que los ahorristas, inicialmente motivados a mantener su dinero en depósitos en dólares debido a la inestabilidad del peso, están buscando ahora mayores rendimientos en moneda local. Esto ha generado una caída de los depósitos en dólares, aunque una posible devaluación podría hacer que el dólar vuelva a ser atractivo, frenando así el drenaje.
Por otro lado, el crédito en dólares también ha mostrado un comportamiento relevante. Los préstamos en moneda extranjera han aumentado significativamente, alcanzando los USD 14.307 millones en marzo de 2025, con un incremento interanual del 190,3%. La mayoría de estos créditos son líneas comerciales, que aumentaron un 218,2% en el último año. Sin embargo, el crecimiento de los créditos en dólares ha comenzado a desacelerarse, posiblemente por las expectativas de un cambio en el valor del dólar y el regreso de la preferencia por el financiamiento en pesos, que han ofrecido rendimientos atractivos en comparación con la moneda extranjera.
En resumen, el sistema bancario enfrenta un contexto desafiante, con una notable fuga de depósitos en dólares en un entorno de incertidumbre cambiaria, que está afectando tanto a los ahorristas como a las empresas que tradicionalmente recurrían a los créditos en dólares. La situación sigue siendo volátil y dependerá en gran medida de la evolución de las expectativas cambiarias y las políticas económicas del gobierno.