El papa Francisco falleció esta mañana a las 7:35 horas de Roma, según informó el Vaticano. Su muerte marca el fin de un pontificado que estuvo marcado por su cercanía con los más vulnerables, su compromiso con la justicia social y su llamamiento constante a la paz en el mundo.
En su última aparición pública, realizada poco antes de su fallecimiento, el Papa participó en la misa de Pascua desde el balcón de la basílica de San Pedro, en una ceremonia donde, a pesar de su delicado estado de salud, expresó un mensaje de esperanza y solidaridad. En silla de ruedas y sin las cánulas nasales para el oxígeno, Bergoglio dirigió la tradicional bendición “Urbi et Orbi”, un mensaje que hizo un llamamiento a la libertad religiosa como pilar fundamental para alcanzar la paz en el mundo. Ante unas 35.000 personas congregadas en la plaza, el Papa subrayó la importancia de la libertad de pensamiento, religión y expresión, y apeló a la responsabilidad de los políticos en promover la paz y el desarrollo.
A pesar de los desafíos que la salud del Papa le presentó, su espíritu inquebrantable le permitió mantenerse presente en las celebraciones y seguir con sus tareas pastorales hasta los últimos días. En su mensaje pascual, también hizo un llamamiento por la paz en Gaza, pidiendo el cese del fuego, la liberación de rehenes y ayuda humanitaria para los más necesitados. Sus últimos días también fueron marcados por una visita a la cárcel de Regina Coeli, una tradición que mantenía desde 2013, donde lavó los pies de los prisioneros, un acto simbólico que refleja la humildad y el servicio a los demás.
Francisco, quien había estado hospitalizado por una neumonía bilateral en febrero y marzo de 2025, no pudo participar plenamente en las celebraciones de Semana Santa debido a su delicado estado de salud, pero se mantuvo en contacto con los fieles y continuó transmitiendo su mensaje de paz y unidad hasta el final.
Con su partida, el Vaticano activará su protocolo para la organización de los funerales y la elección de un nuevo Papa, conforme a la tradición de la Iglesia Católica. Su muerte marca un hito importante en la historia reciente de la Iglesia, y el mundo entero recuerda su legado de liderazgo espiritual, su lucha por los derechos humanos y su incansable llamado a la paz.