En un cambio significativo en su política de defensa, Dinamarca ha anunciado la adquisición de misiles de largo alcance por primera vez en su historia, una decisión estratégica impulsada por el aumento de las tensiones con Rusia. El gobierno danés justifica la medida como una respuesta directa a lo que percibe como una amenaza constante por parte de Moscú, que ha intensificado su presencia militar en el Báltico y ha realizado ejercicios de provocación. Esta inversión subraya el nuevo enfoque de los países nórdicos hacia la seguridad, que ahora prioriza la disuasión militar.
La decisión fue comunicada por la ministra de Defensa, quien declaró que Rusia está “poniendo a prueba” a Occidente y que Dinamarca no puede permitirse ser pasiva ante este escenario. La compra de este tipo de armamento, que incluye misiles tierra-aire y misiles de crucero, busca fortalecer la capacidad de defensa del país y consolidar su rol dentro de la Alianza Atlántica. Según fuentes del Ministerio de Defensa, la operación se ha gestionado con aliados clave de la OTAN.
Este movimiento se inscribe en un contexto de reajuste militar en toda Europa, especialmente en la región del Báltico. Países como Suecia y Finlandia, que recientemente se unieron a la OTAN, también han aumentado significativamente sus presupuestos de defensa. La invasión rusa de Ucrania ha actuado como un catalizador para que las naciones europeas, que durante años habían reducido sus gastos militares, reconozcan la necesidad de una postura más robusta frente a la agresión.
Expertos en seguridad regional señalan que la adquisición danesa de misiles de largo alcance no solo tiene un propósito defensivo, sino que también envía un claro mensaje a Rusia: la OTAN está cohesionada y sus miembros están dispuestos a invertir en capacidades militares modernas para proteger su soberanía. La capacidad de proyectar poder a distancias mayores a las tradicionales es vista como un elemento crucial en la estrategia de disuasión.
La respuesta de Moscú no se ha hecho esperar, con declaraciones de funcionarios rusos que califican la medida como “provocadora” y una escalada innecesaria de la tensión. Sin embargo, en Copenhague, la decisión goza de un amplio respaldo político, reflejando el consenso nacional sobre la gravedad de la amenaza percibida y la necesidad de una respuesta contundente.
El futuro de la seguridad en el norte de Europa dependerá de cómo se desarrolle esta nueva carrera armamentista. La compra de los misiles de largo alcance por parte de Dinamarca es un hito que marca un punto de inflexión y que probablemente será emulado por otros países de la región, intensificando la militarización en un área que históricamente había mantenido una relativa estabilidad.
