La política argentina se prepara para una nueva demostración de fuerza con la movilización convocada por el kirchnerismo en apoyo a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El evento, que tendrá como epicentro la residencia de la exmandataria, coincide con el simbólico cumplimiento de 100 días de su detención domiciliaria, una situación judicial que ha polarizado al país. La movilización busca reafirmar el apoyo incondicional a la líder y denunciar lo que consideran una “persecución política” en su contra, reavivando el debate sobre la justicia y el poder en Argentina.
La convocatoria, organizada por diversas agrupaciones políticas, sociales y sindicales, no solo busca expresar solidaridad con la expresidenta, sino que también se posiciona como un acto de repudio a las políticas del actual gobierno. “No es solo por Cristina, es por un modelo de país que nos quieren sacar”, expresó un dirigente social en la previa de la marcha. El evento servirá como una plataforma para que los oradores critiquen la situación económica y social, vinculándola con la presunta “criminalización de la política”.
La detención domiciliaria de Cristina Kirchner, ordenada por la Justicia en una de las múltiples causas que enfrenta, ha sido el principal motor de esta movilización. Los seguidores de la exmandataria sostienen que se trata de un caso de lawfare o guerra jurídica, en el que se utiliza al poder judicial para perseguir a líderes opositores. La movilización busca visibilizar esta denuncia y presionar a la opinión pública, reafirmando que, a pesar de las causas judiciales, la expresidenta sigue gozando de un importante respaldo popular.
La marcha también tiene una dimensión simbólica, al cumplirse 100 días de la detención. Este número redondo se convierte en un pretexto para reavivar la llama de la militancia y mantener la figura de la exmandataria en el centro del debate político. En la práctica, la movilización sirve como un termómetro para medir la capacidad de convocatoria del kirchnerismo y su fortaleza como principal fuerza de oposición al gobierno.
El evento se desarrolla en un contexto de alta tensión política, con el oficialismo y la oposición en una disputa constante en el Congreso, en los medios y en las calles. La movilización no solo muestra la fuerza del kirchnerismo, sino que también evidencia la profunda polarización que caracteriza a la política argentina. Mientras unos ven en la marcha una defensa de la democracia, otros la interpretan como un ataque a la independencia del poder judicial.
La movilización en apoyo a Cristina Kirchner es un recordatorio de que, más allá de las decisiones judiciales, la política argentina sigue siendo un escenario de pasiones y lealtades. El resultado de la marcha no solo será un número de asistentes, sino un mensaje sobre la vitalidad del movimiento kirchnerista y su capacidad para incidir en el futuro político del país.





