La Libertad Avanza (LLA), el partido del presidente Javier Milei, ha decidido poner en pausa su actividad de campaña en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) para focalizar sus esfuerzos en el interior del país. Esta decisión estratégica coincide con el viaje del presidente a Estados Unidos para una serie de encuentros bilaterales. La jugada política busca consolidar la estructura del partido en las provincias, donde la presencia y el armado territorial aún enfrentan desafíos significativos, de cara a un futuro en el que el Gobierno necesitará mayor apoyo para sus reformas.
El movimiento de campaña hacia las provincias se interpreta como un reconocimiento de la necesidad de fortalecer el arraigo del partido fuera de los grandes centros urbanos. A pesar del contundente triunfo de Milei en las últimas elecciones, la estructura de LLA es aún incipiente en muchas jurisdicciones, lo que ha generado dificultades para la gestión y para la promoción de la agenda legislativa del Gobierno. Este nuevo enfoque territorial busca subsanar esas debilidades.
Según fuentes cercanas al partido, la estrategia apunta a consolidar los “armados” provinciales y a coordinar la militancia de base en cada distrito. La ausencia del presidente en el país no ha sido vista como un obstáculo, sino como una oportunidad para que los referentes locales tomen mayor protagonismo y se conecten de manera más directa con los votantes y los cuadros políticos de cada región.
El contexto político de Argentina es clave para entender la decisión de LLA. Con una minoría en el Congreso, el Gobierno necesita construir consensos y alianzas con los gobernadores y las fuerzas políticas provinciales para poder avanzar en su agenda de reformas. Fortalecer el partido en el interior no es solo una estrategia electoral, sino también una herramienta para generar un mayor respaldo político y legislativo en un escenario de constante negociación y diálogo.
La apuesta de LLA es audaz: si logra construir una base sólida en el interior del país, podrá ejercer mayor presión sobre los legisladores y los gobernadores para que apoyen sus proyectos. En este sentido, la campaña se ha transformado en un trabajo de hormiga, enfocado en sumar adhesiones y en generar los cimientos de una fuerza política que aspira a ser un actor protagónico en el mediano y largo plazo.
El futuro de La Libertad Avanza dependerá, en gran medida, del éxito de esta estrategia. Si logra consolidarse en las provincias, podría convertirse en un partido federal con una red de apoyo más amplia y menos dependiente de la figura del presidente. Por el contrario, si el esfuerzo no rinde los frutos esperados, el partido podría seguir enfrentando los mismos desafíos de representación y gobernabilidad, lo que dejaría la agenda del Gobierno en una situación de mayor fragilidad.
