Argentina se ha convertido en un punto de interés estratégico para Estados Unidos, no solo por su tradicional relación bilateral, sino por una serie de factores emergentes que la posicionan como un actor clave en la geopolítica global. La presencia de minerales críticos, el potencial de su sector nuclear y el desarrollo de la inteligencia artificial son los pilares de este renovado acercamiento, según analistas internacionales.
El principal motor de este interés son los minerales críticos, como el litio, que Argentina posee en abundancia. El país forma parte del “triángulo del litio” junto a Chile y Bolivia, una región vital para la producción de baterías y el desarrollo de la electromovilidad a nivel mundial. Para Estados Unidos, que busca reducir su dependencia de China en la cadena de suministro de estos recursos, la estabilización política y económica de Argentina es un factor crucial.
Además del litio, el sector de la energía nuclear argentina despierta el interés estadounidense. El país cuenta con una reconocida experiencia y tecnología en este ámbito, con una trayectoria de décadas en el desarrollo de reactores de uso civil. La posibilidad de una colaboración en este sector, especialmente en el contexto de la búsqueda de energías limpias y seguras, abre una nueva dimensión en la relación bilateral.
El tercer pilar es la inteligencia artificial (IA). Si bien Estados Unidos es líder en esta tecnología, la inversión y el desarrollo de centros de datos en América del Sur son clave para descentralizar la infraestructura y aprovechar el talento local. Argentina, con una sólida comunidad de científicos y programadores, se presenta como un socio natural para la cooperación en este campo, fundamental para el futuro de la economía global.
Este renovado interés se enmarca en una estrategia más amplia de Estados Unidos para contrarrestar la creciente influencia de China en América Latina. La disputa por los recursos y la tecnología ha llevado a un replanteamiento de las relaciones internacionales, en el que los países con recursos estratégicos, como Argentina, adquieren una importancia geopolítica sin precedentes.
La política exterior del gobierno de Javier Milei, que ha manifestado una clara alineación con Estados Unidos y Occidente, ha allanado el camino para este acercamiento. La visión de un país abierto a la inversión y la colaboración con socios estratégicos resuena con los intereses de Washington, que ve en el país sudamericano a un aliado potencial para sus objetivos de seguridad económica y tecnológica.
La cooperación con Estados Unidos en estos sectores podría ser un motor de desarrollo para Argentina, atrayendo inversiones y creando empleos de alta calidad. Sin embargo, el desafío para el Gobierno será capitalizar este interés de manera que beneficie al país en su conjunto, garantizando que el desarrollo de estos recursos y tecnologías no solo responda a intereses extranjeros, sino que también fomente un crecimiento sostenible y equitativo a nivel nacional.





