La abrupta suspensión de la operatoria de venta de dólar oficial por parte de plataformas de alto volumen como Mercado Pago y Cocos Capital se conoció en la tarde de este lunes, en un contexto de extrema tensión para el tipo de cambio que cerró en $1.400. La medida, que impactó directamente en el acceso minorista a la divisa, generó un fuerte interrogante sobre el manejo de las presiones cambiarias que enfrenta la economía local.
Desde Cocos Capital confirmaron a través de un comunicado que la “pausa temporal” en la operación respondía a un requerimiento de su proveedor de dólar oficial, identificado como el Banco Industrial (BIND). Sin embargo, la acción se produce en medio de rumores y versiones de mercado que apuntan a una directriz no formalizada para limitar las operaciones de arbitraje, conocidas como el “rulo,” que se facilitaban a través de las billeteras virtuales.
Oficialmente, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se despegó de la decisión, asegurando que “no hubo cambios normativos” y recordando que la compra y venta de dólares está regulada exclusivamente para entidades bancarias y casas de cambio autorizadas, enfatizando que no está permitida la tercerización de operaciones. No obstante, esta declaración contrasta con la percepción de una intervención indirecta o “llamada” dirigida a cortar el flujo de divisas en la plaza fintech.
Fuentes del sector financiero interpretaron la maniobra como un nuevo intento del Gobierno por limitar las ganancias extraordinarias que surgen de la creciente brecha cambiaria. Al cortar el canal de acceso en las plataformas más ágiles, las autoridades buscan reducir la presión sobre las reservas sin tener que modificar el esquema de bandas o la política monetaria de manera explícita.
Analistas económicos señalan que esta restricción, al dirigirse a las billeteras virtuales, afecta desproporcionadamente a un segmento de pequeños inversores y ahorristas que utilizan estos canales por su facilidad operativa, mientras que la compra en bancos tradicionales no se ha visto impedida. Esta disparidad sugiere un enfoque quirúrgico para combatir la demanda que alimenta las operaciones especulativas en el corto plazo.
El episodio subraya la fragilidad del esquema cambiario y la dificultad del Tesoro y el BCRA para mantener la estabilidad únicamente con herramientas formales. La interrupción de la operatoria en las billeteras, si bien temporal, es vista como un indicador de que el Gobierno podría recurrir a medidas administrativas adicionales y menos transparentes para controlar la volatilidad del dólar en el inminente ciclo electoral.





