El Padrón Electoral Nacional Argentino sumó un incremento significativo de 634.000 nuevos votantes de cara a las próximas elecciones legislativas, un aumento impulsado principalmente por el crecimiento demográfico en las provincias. Sin embargo, este crecimiento general contrasta fuertemente con la tendencia observada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), cuyo padrón continúa en una persistente y acentuada descenso. Este fenómeno tiene profundas implicancias en el mapa político y en la distribución de la representación en el Congreso.
El aumento de votantes a nivel nacional se explica por la inscripción automática de jóvenes que cumplen 16 años y por el natural movimiento demográfico. Este caudal de nuevos electores representa un desafío y una oportunidad para las fuerzas políticas, que deberán ajustar sus estrategias de campaña para captar a este segmento joven, que a menudo presenta patrones de voto más volátiles y menos fidelizados a las estructuras tradicionales.
El caso de CABA merece un análisis particular. El descenso constante en su número de electores en los últimos ciclos electorales es un indicador de la migración interna que se produce hacia el conurbano bonaerense y otras provincias, motivada principalmente por el costo de vida y la dificultad de acceso a la vivienda en la capital. Esta despoblación electoral tiene consecuencias directas en el peso político de la Ciudad a nivel nacional.
Según expertos en derecho electoral, la disminución del padrón porteño podría eventualmente afectar la cantidad de bancas que le corresponden a CABA en la Cámara de Diputados, de acuerdo con la distribución proporcional basada en el censo. Si bien el cambio no es inmediato, la tendencia sostenida reabre el debate sobre la representatividad federal y el desequilibrio demográfico entre las grandes urbes y el interior del país.
Este reajuste en el padrón obliga a los partidos a recalibrar sus estrategias territoriales. El foco de la campaña se desplaza aún más hacia las grandes provincias del interior y el Gran Buenos Aires, donde el volumen de votantes sigue en alza. Para las fuerzas nacionales, como La Libertad Avanza o el peronismo, la capacidad de movilización en estos nuevos centros de votantes será determinante para el control del Congreso.
En definitiva, la dinámica del padrón de 2025 subraya una mutación silenciosa en la geografía política argentina. Mientras el país gana electores, CABA pierde peso. Esta tendencia exige una lectura atenta por parte de los strategos políticos, quienes deben comprender que el centro de gravedad electoral se está desplazando hacia zonas con realidades sociales y económicas muy distintas a las de la Capital Federal.





