El programa de retenciones cero para la soja, una medida de excepción implementada por el Gobierno, ha dinamizado de manera contundente el mercado de granos, logrando que se comercialice ya cerca de la mitad del stock disponible de la oleaginosa. Este boom de liquidación permitió a los productores recibir un precio efectivo de aproximadamente $380.000 por tonelada, al tiempo que el Estado logró retener una importante cantidad de divisas a través de los mecanismos cambiarios vigentes.
La decisión de reducir a cero los derechos de exportación para la soja durante un período acotado funcionó como un poderoso incentivo para desarmar la retención de granos que los productores utilizaban como resguardo de valor. El volumen de soja comercializada superó las expectativas iniciales de los traders y la Bolsa de Comercio, confirmando que una modificación coyuntural en la presión fiscal tiene un impacto inmediato en el ritmo de las ventas.
El precio efectivo de $380.000 por tonelada que recibió el productor se calcula considerando el valor internacional del grano, descontando los gastos de comercialización, el costo del flete y, fundamentalmente, la mejora en el tipo de cambio que se otorgó en el marco del programa. Este valor fue sustancialmente más atractivo que el que regía antes de la medida, lo que motivó la rápida toma de decisiones en el campo.
En términos de recaudación fiscal, si bien el Gobierno resignó el ingreso directo por retenciones de la soja vendida bajo este esquema, logró retener miles de millones de dólares que ingresaron de forma obligatoria al mercado oficial. Esto fortaleció temporalmente la capacidad de intervención del Banco Central (BCRA) y permitió sumar divisas a las reservas brutas, un objetivo macroeconómico central para la administración actual.
La medida, sin embargo, genera un fuerte interrogante sobre el futuro, pues la liquidación acelerada de stocks ya se agotó, y se espera una drástica caída en el ingreso de divisas de la agroexportación en el último bimestre del año. Según expertos del sector, el éxito coyuntural del programa se traduce ahora en una carencia futura, ya que la mayor parte de la soja disponible ya fue comercializada.
En perspectiva, el programa de retenciones cero para la soja funcionó como un mecanismo de shock para inyectar liquidez al sistema económico, a costa de hipotecar la oferta de dólares del futuro inmediato. El desafío ahora es gestionar la fase de sequía de divisas que se avecina, en un contexto donde el tipo de cambio y las tasas de interés serán los únicos instrumentos para convencer al productor de liquidar el remanente de otras cosechas.
