l ministro de Economía, Luis Caputo, ha zanjado de forma categórica uno de los debates económicos centrales de los últimos tiempos al descartar la implementación de la dolarización como plan inmediato para Argentina. En una entrevista concedida tras su viaje a Estados Unidos, el funcionario afirmó con un escueto “Sí” ante la pregunta sobre si la dolarización estaba descartada. No obstante, el anuncio más relevante fue la confirmación de que la administración de Donald Trump, a través de su Tesoro y aliados financieros, “está dispuesto a seguir comprando pesos” en el mercado libre de cambios, una intervención inédita destinada a estabilizar la moneda local.
La declaración de Caputo sobre la dolarización se basa en una premisa pragmática: “lo que se busca es el mecanismo monetario-cambiario que permita crecer lo más fuertemente posible lo más pronto posible”. Si bien reconoció que la dolarización puede ser vista como una “alternativa”, la urgencia de estabilidad y crecimiento a corto plazo ha inclinado la balanza hacia el fortalecimiento del peso a través de mecanismos de respaldo internacional, en lugar de un cambio de régimen monetario que implicaría costos de implementación y riesgos de transición elevados.
El ministro contextualizó el apoyo estadounidense como “la noticia más importante desde que tengo uso de razón”, asegurando que la potencia mundial está alineada con la política económica argentina. Caputo sostuvo que el apoyo no es meramente político, sino que responde a una convicción de que el peso está “subvaluado”, citando al secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien habría afirmado que “lo hacemos porque creemos que el peso está subvaluado”. Este respaldo, según el ministro, es una señal de que Estados Unidos ve una oportunidad y considera a Argentina como un aliado clave en la región.
El Alcance de la Intervención Norteamericana
El compromiso de Estados Unidos se extiende más allá de la simple compra de pesos en el mercado spot. Caputo detalló que “todas las herramientas están arriba de la mesa”, y que la asistencia norteamericana también podría intervenir en el dólar financiero y en el mercado de futuros de la divisa, lo que implicaría un poder de fuego mucho mayor para frenar cualquier intento de corrida cambiaria. Este tipo de respaldo multilateral, que combina la intervención directa con un mensaje político explícito, es inusual y apunta a contener la volatilidad cambiaria antes de las elecciones.
El ministro también aprovechó la oportunidad para criticar a la oposición, afirmando que el Tesoro de EEUU “identificó un ataque político” contra el esquema cambiario del gobierno, señalando al kirchnerismo como explícito en sus intenciones de desestabilización. Esta narrativa busca legitimar la intervención extranjera como un acto de defensa de la política económica frente a las maniobras internas, además de asegurar que el apoyo es un reconocimiento a la gestión de la microeconomía y la macroeconomía.
La desestimación de la dolarización, sumada a la confirmación de una inédita alianza cambiaria con Estados Unidos, proyecta una hoja de ruta económica enfocada en la acumulación de reservas y la estabilización del peso bajo el actual esquema de bandas. El desafío para el equipo económico será transformar esta muleta externa en confianza interna y en inversiones concretas, para que la tranquilidad cambiaria no dependa exclusivamente de la intervención de Washington, sino de la solidez de los fundamentos macroeconómicos argentinos a mediano plazo.
