La actividad en el Senado de la Nación se reactiva esta semana con una reunión crucial de los presidentes de bloque que mañana definirá si se convoca a una sesión el próximo jueves, en medio de una parálisis legislativa que complica la agenda del gobierno. Sobre la mesa se encuentran proyectos de ley de alta sensibilidad política y económica que, de aprobarse, podrían debilitar o condicionar la gestión, poniendo en evidencia la compleja aritmética que enfrenta el oficialismo en la Cámara Alta.
El foco de la deliberación mañana será la potencial inclusión de proyectos que tocan áreas sensibles, como la declaración de “interés público y estratégico no enajenable el Desarrollo Nuclear Argentino vinculado con el uso pacífico de la energía nuclear”. Este proyecto, de ser aprobado, podría interpretarse como un blindaje a sectores clave de la energía, limitando las posibilidades de futuras reformas o privatizaciones que puedan estar en la hoja de ruta del Ejecutivo.
La tensión se incrementó con la posibilidad de debatir la insistencia sobre versiones originales de leyes modificadas previamente por el Poder Ejecutivo. Aunque no se precisaron los temas en este momento, las facciones opositoras, que cuentan con la mayoría necesaria, han demostrado capacidad de coordinación para avanzar en iniciativas que contravienen los intereses del gobierno central. El antecedente reciente de una “curiosa ausencia” del bloque kirchnerista en discusiones previas, sumado a recientes actos compartidos por figuras de la oposición y la vicepresidenta, sugiere un escenario de negociaciones cruzadas y equilibrios frágiles.
La Geometría Variable de la Oposición
La dinámica en la Cámara Alta se caracteriza por una “geometría variable”, donde la oposición se articula en bloques dispersos pero con la capacidad de unirse en votaciones específicas. La exaliada libertaria y actual titular de la comisión de Asuntos Constitucionales, Alejandra Vigo, es una figura clave en este entramado de alianzas peronistas disidentes y partidos provinciales que buscan imponer su agenda. Esta fragmentación obliga al oficialismo a tejer acuerdos permanentes y a ceder en áreas clave para evitar derrotas legislativas.
Según análisis políticos internos, la dificultad del gobierno para consolidar una mayoría propia en el Senado expone su vulnerabilidad y lo obliga a retrasar proyectos de reforma estructural. El despacho de temas complejos en sesiones ordinarias, en lugar de extraordinarias, indica un retorno a una lógica legislativa más predecible para la oposición, permitiéndoles organizar mejor la resistencia a las iniciativas oficiales y priorizar las suyas.
La decisión de mañana no solo afectará la agenda legislativa de la semana, sino que proyectará la tónica de la relación entre el Congreso y el Poder Ejecutivo en el tramo final del año. Un revés en temas de alta relevancia política podría intensificar la confrontación institucional y generar incertidumbre en los mercados, ya sensibles a la falta de estabilidad política. La gestión de los consensos en el Senado se ha convertido en una prueba de fuego para la gobernabilidad del país.
