Una escalofriante pieza de evidencia ha emergido en el denominado “Caso de la Casa del Horror”, el video de una inquilina del lugar donde se habrían perpetrado los secuestros y torturas, que no solo complica la situación procesal de los imputados, sino que revela un nuevo nivel de crueldad: se habrían realizado llamadas a la familia de una de las víctimas mientras era sometida a tormentos. Este descubrimiento ha provocado una conmoción en la investigación y refuerza la hipótesis de la fiscalía sobre la extrema saña con la que actuó la banda criminal.
El material fílmico, que se encuentra bajo análisis forense, muestra detalles del interior de la vivienda y grabaciones realizadas por una de las mujeres que residía allí. La importancia de este video radica en que proporciona un testimonio visual y auditivo directo del infierno vivido por las víctimas, corroborando los escalofriantes relatos previos sobre las condiciones de cautiverio y los vejámenes infligidos, lo que será prueba irrefutable en el juicio oral contra los responsables.
Fuentes cercanas a la investigación judicial confirmaron que el contenido más perturbador del video es la prueba de que, en medio de la sesión de torturas a una de las jóvenes, los captores la habrían obligado a realizar o recibir una llamada telefónica con sus familiares. Esta maniobra criminal, al exponer el sufrimiento de la víctima ante sus seres queridos, buscaba ejercer una presión psicológica extrema, posiblemente con fines extorsivos, elevando la calificación delictiva por la alevosía y el sadismo.
La existencia de estas llamadas telefónicas con la familia mientras se perpetraban los abusos y las torturas es un agravante que la fiscalía utilizará para solicitar la pena máxima, de acuerdo con especialistas en derecho penal consultados. Demuestra una clara intención de infligir un daño moral y psicológico superior, trascendiendo el delito principal de secuestro y abuso para encuadrarse en la figura de “torturas seguidas de extorsión” o con fines de intimidación.
La inquilina que grabó el material está siendo objeto de una investigación separada para determinar su grado de participación y conocimiento de los crímenes. Si bien su testimonio y el video son cruciales para la causa, la justicia debe esclarecer si su rol fue el de una testigo circunstancial o si actuó como cómplice por omisión o encubrimiento, una distinción legal que definirá su destino judicial.
Con este nuevo video como prueba central, el caso de la “Casa del Horror” se encamina hacia su fase final de instrucción, con la expectativa de que se solicite la elevación a juicio de todos los imputados en las próximas semanas. El impacto de este material no solo es probatorio, sino que refuerza la demanda social de justicia y expone la necesidad de endurecer las leyes contra las redes criminales que operan con tamaña crueldad.
