El peronismo ha lanzado una estrategia digital sin precedentes al anunciar que utilizará una aplicación móvil propia para difundir los resultados unificados de las próximas elecciones, una decisión que, si bien busca dar transparencia a su fiscalización, inmediatamente ha encendido el debate sobre la confiabilidad del escrutinio oficial y la autonomía del control electoral. Este movimiento se interpreta como una clara señal de desconfianza hacia el sistema de conteo provisorio y una forma de consolidar la información de su propia estructura partidaria ante el escrutinio público.
La aplicación, desarrollada íntegramente por equipos técnicos del partido, permitirá a los fiscales de mesa peronistas cargar los resultados apenas finalice el conteo en sus respectivos centros de votación. De esta manera, el partido aspira a tener un “escrutinio espejo” que refleje de manera inmediata y consolidada sus números, funcionando como una herramienta de contrapeso frente a los datos que difunda la empresa contratada por el Estado para el conteo provisional. La rapidez en la carga de estos datos se convierte en un activo político fundamental para establecer narrativas y tendencias la misma noche de la elección.
Expertos electorales señalan que, si bien el uso de tecnología propia para la fiscalización es legítimo y habitual en los grandes partidos, la difusión de estos resultados por fuera de los canales oficiales —el Ministerio del Interior y la Justicia Electoral— introduce un factor de ruido en la comunicación. El riesgo reside en la posibilidad de que existan discrepancias entre los datos partidarios y los oficiales, lo que podría alimentar la incertidumbre y las denuncias de irregularidades, afectando la percepción de legitimidad del proceso.
Según un informe de la Cámara Nacional Electoral (CNE), la única fuente de resultados definitivos es el escrutinio judicial, mientras que el conteo provisional, aunque oficial, es meramente informativo. El peronismo, al crear este canal alternativo de difusión, busca tomar el control de la comunicación de sus propios resultados y evitar la manipulación o demoras que, históricamente, han sido motivo de controversia en elecciones anteriores. Además, esta herramienta digitaliza y optimiza el trabajo de miles de fiscales a nivel nacional.
La iniciativa, sin embargo, plantea interrogantes sobre los protocolos de seguridad informática y la metodología de carga de datos utilizada por la app peronista. La integridad y la inalterabilidad de la información cargada por los fiscales deben ser absolutamente rigurosas para que el sistema mantenga su credibilidad. El desafío es convencer a la ciudadanía y a los otros actores políticos de que esta plataforma funciona bajo estándares de verificación equiparables a los que exige el sistema estatal.
En el contexto de una elección altamente polarizada, la implementación de esta aplicación propia por parte del peronismo subraya una tendencia creciente en la política moderna: la digitalización de la fiscalización como una herramienta de poder y control narrativo. La eficacia de esta estrategia se medirá en la capacidad del peronismo para mantener la consistencia entre sus resultados y los oficiales, transformando su aplicación en una fuente confiable y consolidada, o si, por el contrario, terminará por ser percibida como un elemento más de la ya compleja y tensa disputa electoral.
