El piloto argentino Franco Colapinto ha recibido un contundente respaldo desde figuras y narradores clave del circuito de la Fórmula 1, luego de su gesto de desobediencia a las órdenes de equipo durante el Gran Premio de Estados Unidos. La decisión de Colapinto de adelantar a su compañero de Alpine, Pierre Gasly, a pesar de las instrucciones explícitas de “mantener posiciones”, ha sido interpretada por el paddock como un acto de legítima defensa de la carrera, y ha puesto en el foco el “exceso” en las directrices impartidas por la escudería francesa en la última fase de la competencia.
El incidente se produjo cerca del final de la carrera, cuando el ingeniero de Colapinto le indicó que mantuviera su posición detrás de Gasly, una directriz que el argentino cuestionó inmediatamente por radio, señalando que el ritmo de su compañero era “lento”. Las imágenes de la transmisión y los comentarios de la propia Fórmula 1 en redes sociales destacaron la “batalla interna” en Alpine, y el hecho de que el piloto desoyera el team radio para concretar un audaz adelantamiento en la curva 1.
La justificación de Colapinto tras la carrera fue clara y profesional, aunque subversiva para la rigidez de la F1: “Iba mucho más rápido, la verdad. Él creo que tenía gomas un poco más viejas, iba un segundo y pico más lento… era lo mejor para la situación en la que estábamos. Me estaba atacando mucho [Gabriel] Bortoleto y pasarlo era una forma de defenderme también”. Este análisis táctico, que prioriza la performance en pista y la defensa contra rivales externos (Bortoleto), fue el que generó la simpatía de la audiencia y de voces especializadas.
El fuerte respaldo mediático y de expertos se centra en que las órdenes de equipo en ese momento de la carrera resultaban “excesivas” e innecesarias, dado que ambos monoplazas de Alpine estaban luchando por puestos secundarios (17 y 18) fuera de la zona de puntos. Para los analistas, pedir a un piloto que frene su avance en una lucha por posiciones menores socava el espíritu de la competencia y penaliza el mérito, especialmente cuando el piloto con mejor ritmo (Colapinto) tenía argumentos para defender a ambos coches del ataque de un competidor más rápido.
El hecho no es aislado en la temporada de Alpine, que ha lidiado con una gestión interna de pilotos que ya había generado roces, incluyendo situaciones donde se había solicitado el intercambio de posiciones a favor del argentino. La desobediencia de Colapinto, que ya había sido titular en cuatro de las últimas seis clasificaciones y cuatro de las últimas seis carreras, marca un punto de inflexión. Analistas sugieren que este acto de afirmación, al exponer las fallas estratégicas del equipo, es un indicio de que el novato ya no es visto como un “pasante”, sino como un competidor que presiona por un lugar como titular en 2026.
La controversia, lejos de castigar al piloto argentino, ha fortalecido su imagen como un competidor aguerrido y pragmático en el paddock. Mientras Colapinto se prepara para el Gran Premio de México, el foco no está en una posible sanción interna, sino en la determinación que Alpine deberá anunciar sobre su futuro. El gesto de rebeldía se ha transformado en un factor de presión para la escudería, que debe decidir si mantiene su apuesta por la veteranía o si premia el talento y la determinación que Franco Colapinto ha demostrado al desafiar directrices en aras de la velocidad y la competencia.
