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EL TERREMOTO BONAERENSE: LA DERROTA DEL PERONISMO PROVOCA UNA CRISIS INMEDIATA Y DESNUDA LA FRAGMENTACIÓN INTERNA

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La derrota del peronismo en la Provincia de Buenos Aires (PBA), considerada históricamente el bastión electoral inexpugnable del movimiento, ha desatado un escenario de crisis política inmediata y profunda fragmentación interna. Tras el contundente triunfo de La Libertad Avanza (LLA) en el distrito con mayor peso electoral del país, el resultado se lee no solo como una derrota frente al oficialismo nacional, sino como un fracaso rotundo de la estrategia territorial del Partido Justicialista (PJ) bonaerense y de las fuerzas que componen Fuerza Patria.

Este revés, que revierte de manera sorpresiva la cómoda victoria de casi 14 puntos obtenida en los comicios provinciales apenas mes y medio antes, es un verdadero terremoto que amenaza con reavivar y exponer las tensiones irresolutas entre las distintas facciones peronistas. La pérdida de capital político en el principal distrito electoral inevitablemente abrirá la compuerta para el pase de facturas entre el kirchnerismo, el Frente Renovador de Sergio Massa y las estructuras de intendentes, quienes ahora deberán dirimir responsabilidades por la fuga masiva de votos hacia el oficialismo de Javier Milei.

La primera línea de discusión se ha centrado en el desdoblamiento de la elección, una decisión impulsada por el gobernador Axel Kicillof que fue defendida hasta el cierre de campaña. Dirigentes del kirchnerismo, como la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, reflotaron inmediatamente la posición histórica de Cristina Fernández de Kirchner en contra de la separación de los comicios, argumentando que el resultado desfavorable en la elección nacional no se habría producido si se hubiese competido con boleta unificada.

No obstante, la lectura generalizada entre los analistas y algunos dirigentes del búnker apunta a que la clave fue el “voto útil” en favor de LLA y la intensa polarización. La masa de votantes que esta vez acudió a las urnas, tras una baja participación en los comicios provinciales, se inclinó decididamente por la propuesta libertaria, movilizada por el miedo al regreso de la fuerza opositora. Un ministro provincial, en el búnker, sentenció que “si no desdoblábamos, perdíamos todo”, defendiendo que la medida salvó la elección territorial.

En este contexto, el rol de los intendentes y la performace de otras figuras peronistas también quedó en el centro de la escena. Algunos referentes criticaron la falta de participación de los jefes comunales en la lista de candidatos a diputados y senadores nacionales, mientras que la obtención de 45.500 votos por el candidato de Unión Federal, Fernando Gray, fue señalada como una diferencia crucial que coincidió con el margen de derrota de Fuerza Patria. Este análisis sugiere que los factores internos de disputa territorial contribuyeron a la sangría electoral.

De cara al futuro, el peronismo bonaerense se encuentra ante la imperiosa necesidad de construir una alternativa que pueda hacer frente al renovado poder de Milei. El propio Kicillof, aunque defendió la entereza de su sector, reconoció la “responsabilidad mayor” de su espacio de cara a 2027. La proyección es que la crisis interna se profundizará, con Máximo Kirchner y el sector duro de La Cámpora presionando por una autocrítica más profunda y un reposicionamiento ideológico, mientras que los sectores más pragmáticos buscarán rearticularse para intentar contener la diáspora de su electorado.

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