El resultado de las elecciones legislativas del 26 de octubre ha reconfigurado drásticamente la composición de la Cámara de Diputados, garantizando a La Libertad Avanza (LLA) el ansiado “tercio de gobernabilidad” y transformando el equilibrio de poder en el Congreso a partir del 10 de diciembre. La fuerza oficialista logró un salto histórico, pasando de 37 bancas a un total de 93, un resultado que Milei había marcado como objetivo mínimo para asegurar la aprobación de sus reformas durante la segunda mitad de su gestión.
El oficialismo fue el gran ganador en términos de crecimiento, ya que de las 64 bancas que obtuvo, 56 representan una ganancia neta para su bloque, superando ampliamente el pronóstico de la mayoría de los analistas. Esta expansión, impulsada por victorias en 16 provincias clave —incluida la Provincia de Buenos Aires, donde el triunfo fue inesperado—, consolida el programa libertario y le proporciona al Ejecutivo una base legislativa mucho más robusta para negociar y avanzar en su agenda de desregulación y ajuste fiscal.
A pesar de la arremetida de LLA, el peronismo —bajo el sello Fuerza Patria y sus alianzas— continuará siendo el espacio con mayor número de bancas en la Cámara Baja, alcanzando las 97. Sin embargo, su desempeño supuso un retroceso neto al perder 4 escaños de los 48 que ponía en juego. La pérdida de posiciones se siente con particular fuerza en la dimensión simbólica y política, al no poder mantener la ventaja en distritos fundamentales como Buenos Aires.
La nueva dinámica parlamentaria se centrará en la capacidad de negociación de los bloques “árbitro”. Partidos como el PRO, que perdió 21 bancas y quedó con 14; la UCR, que bajó a 3 escaños; y el bloque de Provincias Unidas, que se mantiene como una fuerza relevante, ahora se encuentran en una posición clave. El oficialismo necesitará de estos espacios para alcanzar el quorum y las mayorías especiales para sancionar leyes estructurales, lo que obligará a LLA a establecer acuerdos firmes de cooperación parlamentaria.
En la lista de los legisladores que dejarán su escaño el próximo 10 de diciembre, figuran nombres de peso dentro de Unión por la Patria y el PRO, como el exministro Daniel Arroyo, el dirigente Leopoldo Moreau, el referente radical Martin Tetaz, y figuras centrales de la anterior gestión opositora como Cristian Ritondo y María Eugenia Vidal. Sus salidas del Congreso marcan el fin de un ciclo político y abren paso a una nueva camada de diputados, muchos de ellos desconocidos, alineados con el ideario libertario.
En la proyección final, la Cámara de Diputados se perfila como un espacio de intensa actividad. El objetivo de Milei de alcanzar un Congreso “reformista” se ve materializado por la fuerte ganancia de LLA, aunque la ausencia de una mayoría propia forzará una política de pactos. La atención se centrará en si la alianza estratégica del oficialismo con el PRO se traduce en un bloque de trabajo consolidado y en si los bloques provinciales optarán por un alineamiento pragmático para asegurar recursos a sus jurisdicciones o si mantendrán una oposición férrea al programa de gobierno.





