El presidente Javier Milei formalizó este martes 28 de octubre de 2025 la primera modificación sustancial de su Gabinete post-electoral, al tomar juramento a Pablo Quirno como nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. El acto, celebrado en el Salón Blanco de la Casa Rosada, no solo oficializa un cambio de nombres, sino que inyecta un perfil marcadamente económico y financiero en la Cancillería, marcando el inicio de la reestructuración ministerial que el Ejecutivo proyecta para su “segundo tramo de mandato”, con el objetivo de fortalecer la gestión y apuntalar las reformas que se debatirán en el nuevo Congreso.
La llegada de Quirno se produce tras la renuncia de Gerardo Werthein, quien se había apartado del cargo en medio de la semana electoral, bajo un telón de fondo de diferencias internas sobre la implementación de la política exterior. La celeridad de la designación, confirmada por la Oficina del Presidente antes de los comicios legislativos, subraya la prioridad que el Gobierno le otorga a la continuidad de la gestión y a la alineación de la diplomacia con la agenda macroeconómica. El ahora excanciller Werthein había centrado su gestión en la apertura de mercados y la atracción de inversiones, un eje que se espera Quirno profundice.
El perfil del flamante Canciller resulta revelador para la orientación futura de la política exterior argentina. Proveniente de la Secretaría de Finanzas, donde gestionó licitaciones clave de instrumentos del Tesoro en pesos y dólares, Quirno aporta una visión técnica y una profunda comprensión de los mercados globales. Expertos en relaciones internacionales sugieren que su nombramiento consolida una Cancillería entendida no solo como centro de política exterior, sino como una herramienta ejecutiva del Ministerio de Economía, priorizando las negociaciones de deuda, la atracción de flujos de capital y el comercio internacional por encima de la diplomacia tradicional.
Este enroque ministerial no es un hecho aislado, sino la pieza inicial de un tablero en movimiento. La jura de Quirno se enmarca en la expectativa de una reestructuración más amplia que se espera se concrete hacia fin de año. Otros funcionarios clave, como el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, y los ministros de Defensa y Seguridad, Luis Petri y Patricia Bullrich, han visto sus futuros puestos en entredicho tras sus recientes victorias electorales en las urnas. La situación de Bullrich, electa senadora, es especialmente sensible, ya que se discute su sucesión en Seguridad, pero también su posible rol como presidenta provisional del Senado para equilibrar el poder legislativo.
La estrategia del presidente Milei, según fuentes cercanas a Balcarce 50, pasa por esperar el cambio de composición del Congreso, que se hará efectivo el 11 de diciembre, para definir los movimientos restantes. “A ver, esto es un proceso que se va madurando de cara a lo que es el segundo tramo del mandato”, explicó el Jefe de Estado, indicando que dialogará con las personas que considera la “estructura óptima” para avanzar en su agenda de reformas. Esta visión sugiere que los cambios ministeriales buscan optimizar los cuadros para la fase de implementación legislativa, donde el Ejecutivo necesitará el máximo apoyo político y técnico.
Con Pablo Quirno a la cabeza de la diplomacia, la Argentina proyecta una política exterior focalizada en la inserción pragmática y financiera en el sistema global. La expectativa recae en cómo esta nueva conducción logrará traducir su expertise en finanzas en capital político y económico tangible para el país. El desafío inmediato de Quirno será maximizar los acuerdos de libre comercio y atraer la inversión necesaria para sostener la estabilidad macroeconómica, en un contexto regional y mundial de alta volatilidad.
