El Gobierno Nacional ha extendido una invitación a 20 gobernadores de diversas extracciones políticas para asistir a un encuentro con el presidente Javier Milei en Casa Rosada. La convocatoria, de alto impacto institucional, busca consolidar una imagen de “dialoguismo” y gobernabilidad amplia, esencial para la aprobación de las reformas estructurales que impulsa el Ejecutivo en el Congreso. Este movimiento estratégico ocurre en un momento crucial, donde el oficialismo necesita asegurarse los apoyos provinciales necesarios para destrabar proyectos legislativos fundamentales y coordinar las políticas de ajuste fiscal que impactan directamente en las cuentas de las provincias.
La agenda formal del encuentro incluye la revisión de la coparticipación federal y la coordinación de esfuerzos para reducir el déficit fiscal, compromisos adquiridos tras la serie de encuentros bilaterales que el Gobierno sostuvo con mandatarios provinciales. No obstante, la verdadera intención del llamado es política: obtener una fotografía de unidad que neutralice la narrativa de aislamiento político que la oposición intenta imponer sobre la administración actual. La presencia de 20 líderes provinciales, incluyendo figuras del peronismo y el radicalismo, enviaría un fuerte mensaje al mercado y a los actores internacionales sobre la capacidad del Gobierno para construir puentes.
Tensión en las Cuentas Federales
La relación Nación-Provincias ha estado marcada por la tensión generada por el recorte de transferencias discrecionales y la exigencia de austeridad fiscal a nivel subnacional. De acuerdo con un informe de la consultora Económica y Regiones, la caída en las transferencias no automáticas durante el último trimestre impactó de forma desigual, afectando especialmente a las provincias con menor capacidad de generación de recursos propios. Por ello, la reunión servirá también como un espacio para que los gobernadores expongan sus urgencias económicas y negocien las contrapartidas necesarias para asegurar la paz social y la estabilidad en sus distritos.
El oficialismo espera que el respaldo de este número significativo de gobernadores se traduzca en un apoyo directo de sus legisladores en el Congreso. La “Ley Bases” y otras normativas clave que reforman el esquema económico nacional dependen de la capacidad del Gobierno para tejer acuerdos con los bloques provinciales. Fuentes parlamentarias señalan que la sintonía entre los Ejecutivos provinciales y la Casa Rosada es la llave para superar la resistencia de los bloques más duros del peronismo K y de la izquierda.
La respuesta de los gobernadores peronistas será la más observada. Si bien históricamente el peronismo ha mostrado una fuerte cohesión en el Congreso, la actual dispersión de liderazgos y la necesidad de financiamiento de sus provincias los colocan en una posición negociadora compleja. Aquellos que decidan asistir priorizarán la pragmática necesidad de diálogo institucional y recursos por sobre las directivas de los sectores más intransigentes del justicialismo.
La búsqueda de esta “foto amplia” por parte del Gobierno no solo tiene un efecto interno, sino que también es fundamental para la credibilidad de su programa económico ante los organismos de crédito internacionales. Mostrar que existe un consenso federal mínimo sobre la dirección de la política económica es una señal de estabilidad a largo plazo. En definitiva, la cumbre en Casa Rosada se configura como un termómetro político crucial que definirá la velocidad y profundidad con la que el Gobierno podrá avanzar en su agenda de reformas.
