El expresidente Mauricio Macri generó un sismo político al expresar públicamente su preocupación por la salida de Guillermo Francos de la Jefatura de Gabinete y la posterior designación de Manuel Adorni. Tras una reunión privada con Javier Milei en Olivos, Macri utilizó sus redes sociales para señalar que el reemplazo “no parece ser una buena noticia”, en una crítica frontal que expone la primera gran fisura estratégica en el tándem político que respalda al gobierno tras la reciente ratificación electoral. El disenso se centra en la idoneidad gerencial para coordinar la segunda etapa de gestión, clave para el programa de reformas.
Macri no escatimó elogios para el exjefe de Gabinete, a quien calificó como un hombre “con capacidad y equilibrio” y un representante de la “sensatez” ante la ciudadanía. Sin embargo, su mensaje reveló el fondo del desacuerdo con el primer mandatario. El expresidente confesó que la reunión tenía como objetivo “pensar la mejor manera de reforzar los equipos”, pero concluyó que “no logramos ponernos de acuerdo”, lo que indica una divergencia de criterios en torno a la estrategia de conformación de un gabinete con mayor peso político y capacidad ejecutiva para lo que resta del mandato.
La crítica más incisiva recayó sobre el nombramiento de Adorni, a quien Macri señaló por su presunta “falta de experiencia” para un puesto que requiere una coordinación política y de gestión de alto nivel. Para contrastar esta decisión, el exmandatario sugirió que la posición hubiera sido mejor ocupada por perfiles con experiencia probada en la conducción de equipos, señalando implícitamente a figuras como Horacio Marín, actual titular de YPF, como un ejemplo de la experiencia ejecutiva que se necesita. Esta observación posiciona la queja de Macri como una advertencia sobre la filosofía de gestión y la necesidad de expertise funcional en áreas críticas.
El cuestionamiento de Macri no se limitó a los nombres, sino que también apuntó a las “conocidas disputas internas del gobierno”, asegurando que persisten conflictos en el oficialismo que no han sido resueltos y que son fundamentales para la hoja de ruta a seguir. Esta tensión se ve amplificada por la ruptura del bloque PRO en la Cámara de Diputados, donde legisladores leales a Patricia Bullrich anunciaron su salida, debilitando la estructura parlamentaria de apoyo a la administración y evidenciando una fragmentación que el expresidente no logra contener, además de la previa fricción generada por la idea de lanzar un candidato propio del PRO para 2027.
Analistas políticos señalan que el pronunciamiento público de Macri, lejos de ser un simple consejo, funciona como una palanca de presión para que el presidente Milei consolide un equipo más sólido y con mayor capacidad de diálogo efectivo, en línea con el reclamo expresado en paralelo por gobernadores provinciales. El mensaje subraya el delicado equilibrio de la alianza de centroderecha y la lucha por el control e influencia sobre la estrategia de la gestión, particularmente en un momento en que se requiere alta cintura política para impulsar las reformas legislativas pendientes en el Congreso.
En este contexto, la salida de Francos y la crítica de su principal aliado obligan a la Casa Rosada a demostrar con celeridad que la nueva Jefatura de Gabinete cuenta con la autonomía política y la capacidad gerencial necesaria para superar los problemas de coordinación y las “disputas internas” señaladas. El éxito de la próxima fase dependerá de la habilidad del presidente para transformar esta crítica en una oportunidad para consolidar un equipo sin fricciones internas, capitalizando el apoyo electoral y la “oportunidad histórica” que el propio Macri reconoce que tiene el país.





