La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha emitido una exigencia formal y urgente al régimen de Irán para que permita la reanudación de los controles nucleares suspendidos desde hace cinco meses, una situación que agrava la preocupación internacional sobre la transparencia y la naturaleza del programa atómico de Teherán. Esta solicitud se produce en un contexto de creciente opacidad y tras una interrupción que, según el organismo de la ONU, pone en riesgo el cumplimiento de los acuerdos de salvaguardias y alimenta el temor a una posible desviación de material nuclear hacia usos no pacíficos.
El director general del OIEA, Rafael Grossi, ha calificado la situación como “indispensable y urgente”, señalando que la falta de verificación de una cantidad considerable de uranio altamente enriquecido, con una pureza del 60%, desde mediados de junio es un “motivo de seria preocupación”. Este nivel de enriquecimiento está peligrosamente cerca del umbral necesario para la fabricación de armas nucleares, lo que, de acuerdo con expertos en proliferación, reduce significativamente el “tiempo de ruptura” de Irán, es decir, el tiempo que tardaría en producir suficiente material fisible para un arma.
La suspensión de la cooperación iraní se produjo a raíz de ataques aéreos perpetrados por Estados Unidos e Israel contra instalaciones nucleares en junio, lo que llevó a Teherán a cortar el acceso a los inspectores del organismo. Si bien el OIEA reconoce que se ha iniciado un proceso de restablecimiento gradual de las visitas rutinarias, el acceso a las instalaciones clave afectadas y la verificación del material no comprobado siguen largamente demorados, violando los protocolos habituales de salvaguardias.
De manera específica, el organismo atómico de la ONU ha requerido a Irán que presente “sin demora un informe especial sobre la situación” del material y las instalaciones nucleares que fueron objeto de los bombardeos. Esta falta de información precisa dificulta la determinación del estado actual de los inventarios de material nuclear declarado y es un obstáculo crítico para que el OIEA cumpla con su mandato de asegurar la naturaleza exclusivamente pacífica del programa nuclear iraní.
La próxima reunión de la Junta de Gobernadores del OIEA, programada para la próxima semana, tendrá este incumplimiento como eje central de su agenda, prometiendo un nuevo foco de fricción diplomática entre Irán y las potencias occidentales. Estados Unidos, Israel y varias naciones europeas han criticado sistemáticamente el programa nuclear iraní, argumentando que su objetivo final es el desarrollo de armamento atómico, una acusación que la República Islámica rechaza categóricamente.
El incumplimiento de Teherán respecto a los controles y la preocupación por el destino del uranio enriquecido intensifican la falta de confianza en la región y a nivel global. El llamado del OIEA es una presión formal que busca evitar que esta opacidad se traduzca en una escalada de la inestabilidad en Medio Oriente, reafirmando que solo la transparencia y el acceso total permitirán disipar las sospechas de proliferación y garantizar el cumplimiento del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).





