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UNA FAMILIA TIPO NECESITA $1.276.649 PARA EVITAR LA POBREZA TRAS EL ALZA DE LA CBT EN OCTUBRE

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El costo de vida esencial continúa elevando los umbrales de vulnerabilidad socioeconómica en Argentina. Según los datos oficiales difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), una familia promedio de cuatro integrantes residente en el Gran Buenos Aires (GBA) necesitó percibir ingresos por $1.276.649 en octubre de 2025 para superar la Línea de Pobreza. Esta cifra, que establece el valor de la Canasta Básica Total (CBT), subraya la presión persistente sobre los presupuestos de los hogares y la dificultad creciente para garantizar el acceso a bienes y servicios no alimentarios.

La medición arrojó una variación mensual del 3,1% en el valor de la CBT respecto a septiembre. De manera más crítica, la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que define la Línea de Indigencia, se situó en $572.488 para el mismo hogar tipo. Esto significa que aquellos grupos familiares con ingresos inferiores a este último monto no lograron siquiera cubrir los requerimientos nutricionales mínimos establecidos por el organismo técnico, evidenciando un deterioro en el acceso a la alimentación básica.

El análisis de la evolución interanual revela la magnitud del desafío. La CBA acumuló una variación interanual del 25,2%, mientras que la CBT se incrementó en un 23,0% en los últimos doce meses. Estos porcentajes confirman que, si bien la suba de la canasta alimentaria fue marginalmente superior, el costo de los bienes y servicios no alimentarios (como vestimenta, transporte o vivienda) sigue empujando al alza el umbral de pobreza, manteniendo a los asalariados formales e informales en una carrera constante contra la pérdida de poder adquisitivo.

Técnicamente, el INDEC determina la CBA a partir de los requerimientos kilocalóricos y proteicos esenciales, valorizados con los precios relevados por el Índice de Precios al Consumidor (IPC). La CBT, por su parte, se calcula ampliando la CBA mediante la aplicación del Coeficiente de Engel, que incorpora los bienes y servicios no alimentarios basándose en los patrones de gasto observados en la población de referencia. Esta metodología rigurosa establece una clara distinción entre la pobreza estructural (incapacidad de cubrir la CBT) y la indigencia (incapacidad de cubrir la CBA).

La dinámica de la Canasta Básica se utiliza como referencia central para la formulación de políticas sociales y la negociación salarial. En un contexto de estancamiento del consumo y la actividad económica, como el reportado por diversos analistas del sector privado, la dificultad de superar el umbral de $1.276.649 presiona sobre los ingresos medios. La persistencia de aumentos superiores al 3% mensual en la canasta total implica que la recuperación económica debe traducirse en incrementos salariales nominales que superen consistentemente esta barrera para generar un impacto real en la reducción de la pobreza.

Hacia el futuro, el valor de las canastas básicas continuará estrechamente ligado a la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Si las proyecciones de desaceleración inflacionaria para los próximos meses se materializan, los incrementos en la CBT podrían moderarse. Sin embargo, el desafío estructural reside en la generación de empleo formal con salarios reales que permitan a una mayoría de las familias argentinas distanciarse de manera sostenible de la Línea de Pobreza y aspirar a una mejora genuina en sus condiciones de vida.

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