A cinco años del fallecimiento de Diego Armando Maradona, el calendario futbolístico argentino lo homenajea de manera inesperada. En una reciente instancia eliminatoria del torneo local, el último equipo que dirigió el Diez logró su pase a cuartos de final, un hecho que, cargado de simbolismo, recuerda la huella indeleble que el astro dejó en cada club que tocó. Este aniversario, que se conmemora el 25 de noviembre, trasciende la mera fecha para convertirse en un recordatorio de su eterna influencia en el deporte.
El equipo en cuestión, Gimnasia y Esgrima La Plata, alcanzó la instancia de cuartos de final en el Torneo Clausura 2025, un logro que evoca la pasión que Maradona le inyectó al ‘Lobo’ durante su ciclo como entrenador, el cual culminó poco antes de su deceso. La clasificación, obtenida con esfuerzo en la fase de playoffs, se interpreta en el ámbito deportivo como un guiño del destino, manteniendo viva la conexión emocional entre el ídolo y el club platense.
La jornada de clasificación sumó un elemento de profundo significado: la presencia en el campo de juego de un futbolista que lleva el nombre completo del astro. Si bien las fuentes periodísticas no especifican si se trata de un familiar directo, el hecho de que un “Diego Armando” haya estado en cancha durante la celebración de Gimnasia es un poderoso símbolo de la trascendencia nominal del Diez, cuya figura se ha convertido en un epónimo de la cultura popular.
El legado de Maradona como director técnico fue siempre una montaña rusa de emociones y resultados, a menudo más marcada por su carisma y su magnetismo con el público que por la fría efectividad táctica. Más allá de su breve e intenso paso por el Lobo, su carrera como entrenador incluyó la dirección de la Selección Argentina en el Mundial de Sudáfrica 2010, ciclos en el ascenso mexicano con Dorados de Sinaloa y experiencias en el fútbol árabe, dejando siempre un impacto mediático sin precedentes.
La fecha del 25 de noviembre de 2020 marcó el fin de una era para el fútbol mundial, pero la vigencia de su figura se mantiene intacta, no solo en los homenajes y los cánticos de los estadios, sino en la permanente necesidad de evocar su genialidad. Como señaló el sociólogo deportivo Matías Almada, “Maradona ya no es solo un futbolista, es una narrativa cultural. Cada vez que su nombre resuena en un contexto deportivo, se reactiva la épica del ‘potrero’ y del talento inigualable”.
Al cumplirse el lustro de su partida, el pase de Gimnasia a una instancia definitoria con un jugador llamado en su honor, sirve como una poética reflexión final: la esencia de Diego Armando Maradona, aquel que unió a clubes y selecciones bajo la bandera de su magia, sigue siendo una fuerza motriz en el corazón del fútbol argentino. Su espíritu permanece latente, manifestándose en cada logro inesperado y en cada nombre que lo recuerda en el césped.





