El ecosistema del retail ha experimentado una transformación irreversible, impulsada por la digitalización de los hábitos de compra. Un reciente estudio revela una tendencia contundente: nueve de cada diez consumidores realizan una investigación exhaustiva en internet antes de concretar una adquisición, independientemente de si la transacción final se realiza en línea o en una tienda física. Este fenómeno, denominado webrooming, subraya el poder de la información digital como catalizador y filtro de la decisión de compra en el mercado actual.
La investigación de mercado destaca que la web se ha convertido en el primer y más crucial punto de contacto en el “viaje del consumidor” (customer journey). Los usuarios no solo buscan precios, sino que también analizan la reputación de la marca, leen reseñas de otros compradores, comparan especificaciones técnicas de productos y buscan contenidos especializados, como unboxings o reviews en video. Este comportamiento hiper-informado exige a las empresas una estrategia de contenido digital mucho más robusta y transparente.
EL IMPACTO DEL “WEBROOMING” EN LA ESTRATEGIA MINORISTA
Este boom del consumo online no se traduce únicamente en un aumento de las ventas por e-commerce; impacta directamente en las ventas tradicionales. El fenómeno del webrooming —mirar online para comprar offline— obliga a las tiendas físicas a adaptarse. Ya no son meros puntos de venta, sino centros de experiencia y de retiro de productos previamente seleccionados en la web. La coherencia entre la información digital y la experiencia en el punto de venta es vital para evitar la frustración del cliente y el abandono de la compra.
Según analistas del sector tecnológico, la proliferación de smartphones y la mejora en la velocidad de conexión han acelerado este proceso. Los consumidores ahora tienen acceso instantáneo a información de producto y precio en el momento exacto de la duda o el interés. Esta inmediatez ha elevado las expectativas de servicio y ha acortado drásticamente los ciclos de decisión de compra, premiando a las marcas que ofrecen información clara, accesible y confiable en sus plataformas digitales.
El estudio también arroja luz sobre el papel crítico de las redes sociales y los motores de búsqueda. Plataformas como Google, Instagram y YouTube no solo actúan como herramientas de descubrimiento, sino que validan la decisión de compra a través de la prueba social generada por influencers y otros usuarios. La credibilidad de las reseñas online es, en muchos casos, equiparable a la recomendación de un amigo, ejerciendo una influencia determinante sobre el 90% de los compradores.
Para el sector empresarial, esta tendencia impone un desafío estratégico: la necesidad de integrar por completo los canales online y offline en una experiencia unificada (omnichannel). Los expertos en marketing digital sugieren que las empresas deben invertir en SEO (optimización para motores de búsqueda) y contenido de valor para aparecer en las primeras etapas de la investigación del consumidor. Aquellas marcas que no logran posicionarse en esta fase inicial, corren el riesgo de ser completamente invisibles para la vasta mayoría de los compradores.
En conclusión, el consumidor contemporáneo ha mutado hacia un perfil decididamente digital y proactivo. El acto de “investigar en la web” ha pasado de ser una opción a convertirse en una regla no escrita del proceso de compra. Este cambio de paradigma establece que el éxito comercial no solo depende de la calidad del producto o el precio, sino fundamentalmente de la calidad y accesibilidad de la información que la marca ofrece en el vasto universo digital, proyectando un futuro donde la transparencia y la presencia online serán los pilares de la competitividad minorista.





