El presidente Javier Milei experimentó un notable repunte en la percepción de su gestión tras la reciente victoria en las elecciones legislativas, un resultado que se interpreta como un espaldarazo político crucial a su ambicioso plan de ajuste y reformas estructurales. Este triunfo, que superó las proyecciones más optimistas, no solo oxigena el capital político del mandatario, sino que también envía una señal de mayor predictibilidad a los mercados, que reaccionaron positivamente ante la perspectiva de continuidad en las políticas liberales.
El salto en la confianza se observa en la arena económica y política. Según analistas de mercado, el sentimiento de previsibilidad que generó la consolidación electoral de La Libertad Avanza (LLA) impulsó la valoración de los activos financieros argentinos, incluyendo un repunte en bonos y una moderación en el riesgo país. Este fenómeno se debe a que la victoria fortalece la capacidad del Gobierno para avanzar con proyectos de ley que previamente encontraban resistencia en un Congreso fragmentado.
El nuevo mapa legislativo le otorga a LLA una bancada de 93 escaños en la Cámara de Diputados, un número significativamente mayor al que ponían en juego y que, aunque no constituye la mayoría absoluta, sí acerca al oficialismo a contar con el tercio necesario para blindar decisiones clave y contrarrestar bloqueos opositores. Esta mejora en la capacidad de maniobra es vista como vital para el programa de reformas, especialmente en temas sensibles como la flexibilización laboral y la reforma tributaria, que han generado debate intenso.
Sin embargo, el contexto electoral no estuvo exento de matices. La participación ciudadana en los comicios legislativos fue la más baja desde el retorno de la democracia en 1983, reflejando un nivel de apatía o desconfianza en la clase política que no puede ser ignorado. Expertos en sociología política sugieren que, si bien el Gobierno capitalizó el voto que busca un “cambio profundo”, aún debe trabajar para reconectar con una porción significativa del electorado.
La estrategia detrás de esta recuperación, según consultoras políticas, se basó en la reactivación de la “épica” fundacional del movimiento libertario. El presidente Milei humanizó su mensaje, reconectó con su base juvenil a través de un lenguaje y estética digital específicos, y volvió a utilizar el contacto directo con la gente en el territorio. Este enfoque estratégico, que priorizó la narrativa del “cambio” sobre la mera administración, resultó clave para movilizar a un electorado que en meses previos había mostrado ciertas dudas.
De cara al futuro, la consolidación política obtenida en las urnas impone al Gobierno la responsabilidad de traducir el respaldo electoral en gestión efectiva y resultados tangibles. Si bien los mercados celebran la continuidad de las políticas promercado, el verdadero desafío de la administración de Milei reside en generar una mejora perceptible en la calidad de vida de los ciudadanos. La analista Yanina Lojo concluyó que “la confianza, en este contexto, se construye con señales consistentes y tiempo; los primeros pasos ya están dados, y el escenario invita al optimismo prudente, pero no es un cheque en blanco”.





