El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, ha dado un paso estratégico en su construcción de liderazgo nacional al concretar una visita oficial a Gildo Insfrán en Formosa. Este encuentro, lejos de ser meramente institucional, se interpreta como un movimiento de piezas clave dentro del peronismo para consolidar un frente de resistencia y alternativa al modelo económico de la actual administración central. La foto junto a Insfrán, una figura de peso histórico en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), refuerza el perfil de Kicillof como el principal referente opositor con capacidad de articulación territorial.
La agenda en Formosa se centró en la defensa del federalismo y la crítica conjunta al recorte de transferencias directas a las provincias. Según fuentes cercanas a la gobernación bonaerense, el diálogo entre ambos mandatarios giró en torno a la necesidad de coordinar acciones ante la paralización de la obra pública financiada por Nación, un tema que afecta con especial dureza al norte argentino y al conurbano bonaerense. Para Kicillof, obtener el respaldo explícito de un “barón” provincial como Insfrán es fundamental para ganar tracción en el interior del país, donde el kirchnerismo suele enfrentar mayores resistencias.
Analistas políticos señalan que este viaje marca el inicio de una “gira de alcance nacional” que llevará al gobernador bonaerense a distintos puntos del país en los próximos meses. Con la mirada puesta en la reorganización del Partido Justicialista, Kicillof busca diferenciarse de otros sectores internos mediante una gestión activa y una presencia física constante en las provincias. Su objetivo es claro: demostrar que su liderazgo trasciende los límites de la General Paz y que puede sintetizar las demandas de los gobernadores que se sienten asfixiados por la política fiscal del Ejecutivo Nacional.
Por su parte, Gildo Insfrán utiliza este encuentro para reafirmar su vigencia como el gran articulador del peronismo de las provincias. Al recibir a Kicillof, el mandatario formoseño envía una señal al resto de los gobernadores sobre la necesidad de unidad frente a un Gobierno central que promueve la desregulación y el ajuste. La alianza entre la provincia con el mayor padrón electoral y una provincia que simboliza la estructura tradicional del PJ del norte es un mensaje de poder que busca equilibrar la balanza política interna de la oposición.
En el plano económico, ambos gobernadores coincidieron en que el modelo de “déficit cero” está generando una recesión que impacta directamente en la recaudación provincial y en el consumo. Durante la visita, se discutieron mecanismos de cooperación regional y técnica para mitigar los efectos de la caída de la coparticipación. Kicillof aprovechó el foro para exponer los números de la provincia de Buenos Aires, argumentando que la viabilidad del país depende de un mercado interno robusto y no solo de la estabilidad financiera de la capital.
El impacto futuro de esta reunión se medirá en la capacidad del peronismo para presentar un frente unido en las próximas contiendas legislativas. La reactivación del perfil nacional de Kicillof lo coloca en una posición de exposición máxima, pero también de riesgo frente a los sectores internos que aún disputan la conducción del movimiento. No obstante, el respaldo de Insfrán le otorga un “anclaje territorial” indispensable para cualquier aspiración presidencial, consolidando un eje político que promete ser protagonista en la agenda pública de los próximos meses.
